La convivencia es un hecho propiamente humano. Para Martiñá (2006), con-vivir implica “vivir con”. En una sociedad que realza el valor del individualismo, olvidamos que somos seres bio-psico-sociales, es decir, que sólo podemos vivir en relación. Por lo tanto, podemos entender que al hablar de convivencia escolar nos estamos refiriendo a la interrelación entre los diferentes miembros de una institución educativa, q ue tiene incidencia significativa en el desarrollo ético, socio afectivo e intelectual de alumnos y alumnas.
Un ambiente escolar propicio para el proceso de enseñanza-aprendizaje
requiere contar con un ambiente que organice su convivencia; un
ambiente donde nadie quede excluido de participar ni de ser atendido en
sus necesidades específicas. De esta manera, se genera confianza y seguridad para enseñar y aprender, además de participar junto con la familia, en la formación de valores y principios fundamentales para la vida.
El colegio es el primer espacio público al que nuestros hijos e hijas acceden, donde tendrán la oportunidad de aprender las habilidades de convivencia. La construcción de ese espacio de sana convivencia y buen trato, permitirá a todos también la construcción de los aprendizajes informativos y formativos que el colegio se propone lograr, así como el ejercicio de valores como el respeto, la tolerancia, la no discriminación y la equidad de género.
Es nuestra labor como docentes, padres y madres de familia, participar activamente en la construcción de este espacio de sana convivencia escolar.
Factores que amenazan la sana convivencia |
FACTORES QUE AMENAZAN LA SANA CONVIVENCIA
Sin embargo, hay situaciones en la que la sana convivencia puede verse afectada, y esto suele darse cuando uno o varios alumnos o alumnas desarrollan actitudes o conductas negativas sobre otros compañeros o compañeras.
Estas conductas se caracterizan por ser:
- Actitudes o conductas negativas (físicas o verbales)
- Repetitivas
- Intencionales (buscan dañar o herir emocionalmente)
- Desigualdad de poder (uno es más fuerte o tiene más poder que otro)
En ocasiones los jóvenes confunden el hostigar con el divertir, de manera, que los que ellos o ellas consideran una broma o un juego, no lo es, y es nuestra responsabilidad mostrárselo como es, y hacerles ver, que hay actitudes, palabras o acciones que hieren a las personas. Tenemos que ayudarles a reflexionar en que las acciones de malos tratos hacia los compañeros, aunque sean apodos, no ayudan a crear un ambiente saludable y seguro para nadie.
Tipos de malos tratos que amenazan la sana convivencia |
Tipos de bullying o conducta abusiva | |
1. Físico | Empujones, patadas, lanzar objetos, etc. |
2. Verbal | Insultos y apodos, menosprecios en público, resaltar defectos físicos, etc. |
3. Psicológico | Minar la autoestima de las personas y fomentar su sensación de temor con amenazas. |
4. Social | Aislar al joven del resto del grupo y compañeros. Crear rumores, chismes. |
5. Cibernético | Usar Internet, telefonía celular, videojuegos online o cualquier tecnología para ejercer el acoso psicológico, esparcir rumores, amenazas. |
Estas conductas no son juegos o cosa de “jóvenes”, el esparcir rumores o dejar de hablarle a alguien no es “cosa de niñas”, son acciones que generan malos tratos hacia alguien, provocan que una persona, un joven o señorita se sienta herido, lastimen su autoestima, se aísle e incluso baje su rendimiento escolar, porque no se siente seguro.
CUANDO UN HIJO ES EL AGRESOR
En ocasiones los jóvenes o señoritas no son conscientes de que sus acciones afectan emocionalmente a sus compañeros y compañeras, otras veces buscan llamar la atención o bien, repiten lo que ven en los medios de comunicación o en su ambiente próximo.
Pero es importante que dejemos en claro que esta clase de comportamientos son inaceptables y ayudarles a cambiar.
· Actuar con urgencia y firmeza, manteniendo una comunicación y supervisión cercanas e indicándole con toda claridad que el maltrato, bromas, apodos, insultos (verbales, chat, e mail, facebook, etc.) no son lícitos ni admisibles y que debe valorar el respeto a las otras personas para la convivencia sana en la sociedad.
· Hablar con nuestro hijo o hija, mostrarle nuestra disposición a ayudarle en todo lo éticamente posible e indicarle que, en caso de ser culpable de malos tratos, deberá asumir su responsabilidad y reparar el daño (ofrecer una disculpa).
· Habrá que ayudarle a entender cómo se puede estar sintiendo su compañero (a) y preguntarle cómo se sentiría él o ella si algo así le ocurriera.
· Mostrarle confianza y apoyo para el futuro, así como valorar cualquier muestra de arrepentimiento que observemos.
CUANDO UN HIJO ES LA VICTIMA
· Apoyarle y darle compañía y seguridad de forma incondicional.
· Expresarle nuestra confianza en él o ella y en los cambios que se van a producir para mejorar su situación.
· Solicitarle que nos cuente lo que le está pasando y asegurarle que vamos a consultar con él o ella, antes de emprender alguna acción.
· Reforzar su autoestima elogiando sus capacidades personales.
· Darle la oportunidad de que entable nuevas amistades fuera del colegio, en otras actividades donde pueda interactuar con chicos y chicas de su edad y crear vínculos de afecto.
· Propiciar que amplíe su grupo de amigos del colegio, facilitándole actividades sociales en las que quiera participar.
· Mantener una comunicación continua y fluida con el personal docente.
CUANDO UN HIJO ES TESTIGO
Si nuestro hijo o hija está viendo lo que le ocurre a un compañero, se convierte en espectador, en observador. En tal caso hemos de tener en cuenta que el papel de los observadores es esencial para que cese el maltrato. Si el resto del grupo entiende el problema y actúa conjuntamente para apoyar al compañero que está siendo tratado injustamente, tomando una postura firme y en grupo ante los agresores, el maltrato cesará.
Apoyemos a nuestros hijos e hijas en su camino hacia la madurez y reforcemos su ética personal, que está en plena formación, enseñemos que es justo ayudar a quienes lo necesitan con su testimonio e informar de un abuso o un mal trato a los maestros cuando sea necesario.
Es preciso enseñar que cuando alguien necesita ayuda, se está solicitando ayuda, o se está informando, NUNCA ES UN CHISME.
Hay que romper la Ley del silencio tan fuertemente instaurado entre nuestros niños y adolescentes de denunciar lo que no es correcto, es necesario que nuestros hijos e hijas aprendan a defender y respetar por medios pacíficos lo que ellos valoran, que comprendan que el respeto, la tolerancia y la sana convivencia son valores indispensables para todos nosotros.
Sugerencias generales para los padres y madres de familia |
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SALUDOS
ANALAURA