Por Angelina Sánchez VilchisMuchas veces no nos damos cuenta que nuestra vida gira entorno a los malos pensamientos o sentimientos refiriéndonos en este caso que vivimos fijándonos en que el vecino ya estrenó coche, o tiene una casa más bonita, o tal vez espiamos a la vecina guapa por la ventana y sentimos envidia, o queremos tener una aventura con el marido ajeno; le damos rienda suelta a la lujuria, o tal vez no hemos cumplido con el trabajo porque nos da flojera o simplemente nos enojamos con alguien porque no hace lo que queremos, una acción muy soberbia; nada de esto nos hace libres ni engrandece nuestra alma. No es el caso de tratar de ser moralistas, simplemente es tener conciencia de borrar los malos sentimientos que a veces invaden el espíritu y no nos dejan vivir. Recordando que hay que establecer un balance.Como siempre se llega a la conclusión que estos "pecados capitales" (tema tratado en la columna anterior), por llamarlos de este modo, no nos dejan vivir sin el lastre, ya que nos muestran siempre, que vivimos en un mundo físico, que no nos hace libres, que siempre se nos está recordando que cargamos con la competencia de lo material, como tener mejores cosas que los demás, por lo que nos hace esclavos de cambiar el coche cada año, de hacer fiestas mejores que otros sin darnos cuenta que debemos alimentar nuestra parte espiritual.Cada religión tiene sus "pecados" muy específicos y ciertos preceptos morales que no comparten con otras. Pero sin afán de moralizar, los "pecados capitales" se pueden aplicar a todas las religiones, ya que son universales.Lo que hay que reiterar es que este mundo físico no nos deja ver la espiritualidad, no lo olvidemos.Reflexionemos y tratemos de ser menos materialistas, es entonces que seremos más libres. Piensenlo.Si bien las virtudes hacen pequeños a los pecados, tenemos que permitirles la entrada a nuestro corazón para poder avanzar en la banalidad de tan insignificantes sentimientos, que lo único que hacen no es engrandecernos, sino que cada vez empobrecen la calidad de nuestras acciones. Apliquemos pues esta sabiduría que nos da la historia para renovarnos, hoy es el tiempo.
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Cierto.Y a manera de acotación, sugeriría asumir los cambios para no lamentarnos junto con Borges: "he cometido el pecado más grande del mundo: no he sido feliz ".
Los pecados no son más que reflejo de nuestro propio yo, lo que debemos saber es que al practicarlos solo nos hacemos daño a nosotros mismos, y por ende a los demás. Gracias por tus temas que siempre nos hacen reflexionar y ser mejores cada semanas
Comentarios
RECORDEMOS QUE SI DAÑAMOS A LOS DEMÁS NOS DAÑAMOS A NOSOTROS MISMOS
Cierto.Y a manera de acotación, sugeriría asumir los cambios para no lamentarnos junto con Borges: "he cometido el pecado más grande del mundo: no he sido feliz ".
Los pecados no son más que reflejo de nuestro propio yo, lo que debemos saber es que al practicarlos solo nos hacemos daño a nosotros mismos, y por ende a los demás. Gracias por tus temas que siempre nos hacen reflexionar y ser mejores cada semanas