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Ahora quiero comenzar hablando de la auto conmiseración, que es esa lástima, enojo, coraje, tristeza de todo aquello que NO tenemos y que erróneamente pensamos merecemos, muy por encima del vecino, del “amigo”, del hermano, del compañero de trabajo, consideramos que la vida ha sido injusta con nosotros, ¿por qué le ha dado tanto al de enfrente y yo que soy tan bueno qué?, es algo así como pensar que me va tan mal siempre y que quizá nunca seré feliz, esto sólo hace que no disfrute lo que tengo, siempre pensando “..Y si hubiera....”, “...creo que debí haber....”, “soy un tonto jamás lo volveré a hacer...” La vida es tan corta que cuando desperdiciamos el valioso tiempo auto conmiserándonos vamos labrando un camino sin dirección, es como si recorriéramos una carretera con los faros fundidos, a oscuras, en tinieblas avanzando sin saber hacia dónde vamos. Pues bien hablemos de mi amiga favorita la FILAUTÍA, es ese amor propio que nos debe mantener de pie SIEMPRE, es un concepto de origen griego que significa auto reconocimiento, amor a uno mismo. Esto lleva a la reconciliación con lo que uno es, con la propia existencia. Practicar y vivir la filautía supone dejar de lado la auto conmiseración y el sentimiento de ser víctima. Aristóteles decía que, el que se ama a sí mismo puede sin contradicción afanarse por lo que es justo y prudente, de esa manera actuar de acuerdo a la virtud del ser.

Permíteme complementar éste tema con una pequeña enseñanza de un viejo abuelo Cherokee (tribu de nativos americanos) que  estaba enseñando a su nieto sobre la vida. Él comentaba: -Dentro de cada uno de nosotros hay dos lobos peleando constantemente-,  “Uno de los lobos es positivo y está lleno de paz, calma, amor y bondad.  El otro lobo es negativo y está lleno de temor, ansiedad, lástima, con miles de dudas sobre sí mismo
-Abuelo-, dijo el niño.  “Si  los lobos están siempre peleando, ¿cuál de ellos ganará? el abuelo contestó sin titubear: 
-Al que alimentemos más y con especial atención-.
 
¡Este precioso cuento indígena resulta tan triste y tan cierto!
 
La auto-conmiseración nos mantiene inactivos, nos paraliza, nos detiene en cualquiera que sea nuestro proyecto y muchas veces nos desanimamos antes de comenzar por cuestiones económicas, limitaciones físicas, padres posesivos o parejas egoístas, presión de los “amigos”, conocidos y más.  Vamos alimentando la mala costumbre de  ahogarnos en nuestros sentimientos de dolor y temor que no sirven  más que para mantenernos inmersos es nuestro hueco de la desesperanza.

Por eso yo soy fiel amiga de la FILAUTÍA, esa certeza de lo que voy construyendo con AMOR y que  sé por FE, será lo mejor para mí y las personas que comparten su felicidad conmigo.

En éste bello camino del amor propio estoy segura que la práctica espiritual, de FE, con FE y para la FE es el sendero más corto y sencillo para la recuperación de una vida feliz, pues es la columna vertebral que nos  mantiene de pie.

Dios les bendiga y les permita hacer de la FILAUTÍA su mejor amiga!!!!

Hasta el próximo martes.