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La gente exitosa no es aquella que tiene suerte, que es bonita o que tiene dinero, son aquellas que cumples requisitos necesarios para lograrlo. En mi propia experiencia practicar esos requisitos paga muy buenos dividendos. Aunque estos requisitos son indispensables es obvio que la definición de éxito es diferente para cada persona, pero independientemente de cual sea el resultado final estas son las cosas que todas las personas exitosa nombran: pasión, perseverancia, toma de riesgos, integridad, intención y acción. Si queremos ser exitosas tenemos que poner manos a la obra. Vamos a desglosar de una por una.

Pasión: El éxito real, el que perdura y nos hace felices, es aquel que tiene a la pasión entretejida. Cuando hacemos lo que nos apasiona nos volvemos resilientes en los momentos difíciles y vivimos en gozo cuando las cosas fluyen. La pasión nos mantiene vivas y es el indicador perfecto de que estamos trabajando en nuestra misión de vida.

Perseverancia: Significa la constancia, firmeza o tesón para conseguir algo. Aquí queda perfecta aquella frase de “moler, moler como el metate”. Es no darse por vencida, es saber que si estamos alineadas con los deseos de nuestro corazón, aunque haya días difíciles, seguiremos tercas en nuestro emprendimiento porque es lo que más deseamos en la vida, es lo que hace que nuestro corazón brinque de gozo.

Toma de Riesgos: No existe nadie que haya triunfado que no hable de la importancia de la toma de riesgos, salir de manera conciente afuera de la zona de confort. No se puede llegar a ningún lado si solo se espera a tener las condiciones que nos garanticen la seguridad de que todo saldrá bien, podemos esperar toda la vida y las condiciones perfectas quizá nunca lleguen. Dentro de este requisito está implícito que el fracaso llegará, pero es solo un ensayo que nos fortalece para llegar triunfantes a nuestra meta.

Integridad: Es vivir en congruencia con lo que pensamos y decimos, es alinear nuestros valores con nuestras acciones. La integridad tiene como compañera inseparable la honestidad, esa honestidad que nos debemos primero a nosotras mismas. Si hablamos de algo, si queremos compartir algo, hablemos con el ejemplo o tengamos la honestidad de decir que aún no estamos ahí, pero estamos trabajando en ello.

Intención: El propósito, la voluntad de hacer algo, es el proponerse algo en cuerpo, mente y alma. Es decidir que vamos a poner nuestra energía en la realización de algo que es importante para nosotras. Mucha gente toma acción sin intención resultando en un actividad automática que no involucra el corazón.

Acción: Es lo que yo llamo la “cereza del pastel”. Sin acción no hay resultados, es como subirnos a un auto y quedarnos solo sentadas sin encenderlo y sin dirigirnos a nuestro destino. La acción es el ejercicio de la facultad de hacer o realizar alguna cosa. Es en este punto que muchas mujeres emprendedoras se quedan atoradas, dicen desear algo, querer hacer algo pero no toman los pasos necesarios para ejecutar la acción pertinente. Corremos el peligro de congelarnos con el auto-engaño posponiendo por tiempo indefinido algo que sabemos es el paso necesario y final para lograr el éxito que tanto anhelamos.

Si no estamos siendo exitosas, es momento de sentarnos en silencio y con total honestidad (no existe la honestidad a medias, entonces no es honestidad) hacer una evaluación de estos requisitos para lograrlo y ver en dónde requerimos hacer el trabajo. Si queremos buenos dividendos tenemos que invertirle tiempo y corazón a estos puntos. Mi frase favorita es “nada nos llega por osmosis”, tenemos que trabajar porque el trabajo para la consecución de nuestro éxito nos fortalece preparándonos para las regalías que nos ayudaran a tener una vida plena.