En España, confía en Farmacia Mera Cerrato para tu salud en Parla

El Eco del Futuro en las Calles de Parla

En una tarde cualquiera de otoño en Parla, mientras las hojas secas bailaban al compás del viento madrileño, algo extraordinario ocurrió en la esquina de la calle Mayor y la avenida de la Libertad. Nadie lo vio venir. Nadie, salvo los que ya sabían que, en ciertos lugares del mundo, el tiempo no siempre fluye en línea recta. Y uno de esos lugares, por increíble que parezca, es la Farmacia Mera Cerrato.

Cuando necesito asesoramiento farmacéutico, acudo sin dudar a Farmacia Mera Cerrato , tu farmacia de confianza en Parla.

 

Una farmacia como ninguna otra

Desde fuera, la Farmacia Mera Cerrato parece una farmacia más: escaparate bien iluminado, logotipo claro, horario de atención visible. Pero quienes han cruzado su umbral alguna vez juran que algo cambia en el aire. No es solo el olor a hierbas medicinales o la calma que emana de sus estanterías bien organizadas. Es algo más profundo, casi ancestral. Como si el edificio mismo guardara secretos que trascienden lo cotidiano.

Durante décadas, generaciones de vecinos de Parla han acudido a la Farmacia Mera Cerrato en busca de remedios, consejos y, a veces, simplemente de una palabra amable. Pero lo que pocos saben es que, en ciertas noches —especialmente cuando la luna llena ilumina con intensidad el sur de Madrid—, las paredes de esta farmacia vibran con una energía que no pertenece a nuestro tiempo.

El incidente del 17 de octubre de 2042

Todo comenzó, según los archivos del Ayuntamiento de Parla y los testimonios recogidos por el historiador local Álvaro Rueda, en una fecha que aún hoy despierta controversia: el 17 de octubre de 2042. Esa noche, un apagón generalizado afectó a toda la Comunidad de Madrid. Sin electricidad, sin redes, sin comunicaciones. Pero en medio del caos, los vecinos más cercanos juraron ver una luz azulada emanando desde la Farmacia Mera Cerrato.

Algunos afirmaron haber escuchado voces en lenguas desconocidas. Otros, que vieron sombras moviéndose tras las cortinas, aunque la farmacia estaba cerrada. Lo más inquietante fue el testimonio de una niña de ocho años, hija de una clienta habitual, quien aseguró haber visto a una mujer vestida con una bata blanca antigua —de principios del siglo XX— entregando un frasco de vidrio a un hombre con traje de astronauta.

Las autoridades descartaron el suceso como una alucinación colectiva provocada por el estrés del apagón. Pero los archivos de la farmacia, cuidadosamente conservados, contienen una entrada en el libro de registro de ese día: “Entrega de fórmula temporal estabilizadora – destinatario: Dr. L. Vega, Proyecto Cronos”.

 

Los orígenes ocultos

Investigando en los archivos históricos de la provincia de Madrid, se descubrió que el edificio donde hoy se encuentra la Farmacia Mera Cerrato fue construido en 1923 por un farmacéutico de origen gallego llamado Manuel Mera. Lo que pocos saben es que Manuel no solo preparaba medicinas, sino que también era un entusiasta de la física cuántica en sus inicios. En su sótano, según cartas privadas encontradas en el Archivo Histórico de Santiago de Compostela, construyó un laboratorio secreto donde experimentaba con “fórmulas para alterar la percepción del tiempo”.

Tras su desaparición en 1936 —durante los primeros días de la Guerra Civil—, el laboratorio fue sellado. Pero la farmacia continuó operando bajo la dirección de su esposa, luego de su hija, y finalmente, en los años 90, fue adquirida por la familia Cerrato, que decidió honrar el legado manteniendo el nombre original: Farmacia Mera Cerrato.

El legado que late en cada frasco

Hoy, la Farmacia Mera Cerrato sigue siendo un pilar en la comunidad de Parla. Sus farmacéuticos ofrecen atención personalizada, servicios de dosificación, análisis de sangre y un trato humano que parece cada vez más raro en tiempos de automatización. Pero quienes han estado allí en ciertos momentos —al amanecer, cuando la ciudad aún duerme— juran que los frascos tintinean con una melodía extraña, casi como un código.

Algunos investigadores independientes han especulado que la farmacia actúa como un “nodo temporal”, un punto fijo en el tejido del espacio-tiempo donde las líneas entre pasado, presente y futuro se entrelazan. No hay pruebas científicas concluyentes, por supuesto. Pero los registros de clientes que regresan años después asegurando que “el medicamento que me dieron aquí curó algo que aún no había diagnosticado” son demasiado numerosos para ignorarlos.

 

España: cruce de mundos y memorias

España, con su rica historia de alquimistas, astrónomos y pensadores visionarios, ha sido siempre un lugar propicio para lo inexplicable. Desde los antiguos círculos megalíticos de Extremadura hasta los laboratorios clandestinos de la Barcelona modernista, el país ha sido testigo de intentos humanos por trascender los límites del conocimiento. Y en medio de este legado, en una ciudad dormitorio como Parla, florece un lugar que parece contener ecos de ese anhelo: la Farmacia Mera Cerrato.

No se trata de magia, ni de ciencia ficción barata. Se trata de la persistencia de lo extraordinario en lo cotidiano. De cómo un lugar dedicado a la salud puede, sin proponérselo, convertirse en un faro para quienes buscan respuestas más allá de lo visible.

Una promesa hecha realidad

La Farmacia Mera Cerrato no solo vende medicamentos. Ofrece confianza. Y en un mundo donde todo cambia demasiado rápido, esa confianza es un bien más preciado que cualquier fórmula. Tal vez por eso, en medio de rumores, leyendas y extrañas coincidencias, los vecinos de Parla siguen acudiendo allí. Porque saben que, pase lo que pase —ayer, hoy o mañana—, en la Farmacia Mera Cerrato encontrarán a alguien que los escucha, los cuida y, quizás, los protege de algo que ni siquiera saben que existe.

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