de María Teresa Gómez-Limón, psicóloga clínica.
Esta experta en violencia de género reclama más medios para atajar esta lacra.
Desde su puesto como perito forense del Juzgado número cinco de Violencia contra la Mujer, María Teresa Gómez-Limón ha tenido entre manos numerosos casos de violencia machista, muchos de ellos “tremendos” como ella misma reconoce. Basándose en su experiencia, esta psicóloga clínica, que ha dejado de forma temporal su actividad por un escaño en el Grupo Popular de la Asamblea de Madrid, acaba de presentar el libro Quien bien te quiere NO te hará llorar (La Esfera de los Libros), una guía para que las mujeres que sufren maltrato puedan superar su problema.
¿Qué le ha impulsado a escribir esta guía?
Además de mi experiencia, me ha impulsado un dato terrorífico: que en 2007 sólo el 31% de las mujeres muertas a manos de sus parejas o ex parejas les habían denunciado. Es decir, que tenemos a un 69% de las mujeres fallecidas que no habían presentado denuncia y estaban escondidas, y en esa situación ni la judicatura, ni la administración ni nadie puede hacer nada salvo que ellas se conciencien.
¿Cuál es el principal obstáculo que impide a estas mujeres denunciar?
Se trata de en tema muy complejo desde el punto de vista psicológico, debido a tres aspectos. El primero es que es una situación que se produce a lo largo del tiempo, ya que un hombre no empieza a ser maltratador de la noche a la mañana. Empieza con un desprecio, con una mala mirada, un insulto, después un empujón… No hay que olvidar que la media de tiempo de convivencia entre las fallecidas a manos de su pareja es de diez años, lo que significa que la mujer se va adaptando a esa situación, e incluso llega a aprender a manejarla, hasta el punto de forma parte de lo cotidiano.
¿Y los otros dos aspectos?
El segundo es que la persona a quien tiene que denunciar es la pareja con quien se tiene una relación y muchas veces el padre de sus hijos, y eso es muy duro. Además, el maltrato no se produce las 24 horas del día, sino que hay periodos de luna de miel en los que parecen arreglarse las cosas, y eso lo hace todavía más complicado. El tercer aspecto es que el maltrato se produce en el ámbito privado, donde nadie lo ve, e interviene el sentimiento de vergüenza.
Hay mujeres que mueren a manos de su pareja pese a haber denunciado, ¿no hace eso replantearse a muchas víctimas la posibilidad de denunciar?
Esos son casos especialmente dramáticos. Habría que garantizar que el cumplimiento de las órdenes de protección esté bien vigilado, y habría que aumentar los efectivos policiales para que estas órdenes, que son un instrumento muy bueno, se puedan cumplir. Es importantísmo que estas órdenes se lleven a cabo estrictamente, y para ello se requerirían más policías, aunque se está mejorando gracias también al uso de las pulseras electrónicas para los agresores.
¿Qué pasa cuando la mujer retira la denuncia?
En ese caso, la denuncia no se retira porque el fiscal no lo acepta, pero al llegar el juicio la mujer no se presenta, y en ese caso ni se puede proteger a la mujer ni condenar al agresor. Que la víctima declare es fundamental. Las mujeres deben mantener la denuncia y pensar que no tienen por qué aguantarlo, que cuanto antes se corte es más fácil es salir de esa situación. Si cuando un maltratador empieza con violencia psicológica, ella no consiente y él no consigue lo que quiere, al final la conducta se va extinguiendo. En cualquier caso, si ve que puede peligrar su vida o la de sus hijos, debe abandonar el domicilio. Hay muchas casas de acogida, y en ese sentido hay mucho amparo.
¿Debemos todos denunciar cuando creemos estar ante un caso de violencia machista?
Toda persona tiene el deber de denunciarlo. Pero si un familiar o un vecino pone una denuncia y luego la víctima no va a declarar o lo niega, aquello no va a seguir adelante. Pero en cualquier caso es bueno denunciar, es una obligación social.
¿Cuál es el perfil del maltratador en España?
Hay que dejar claro que no es un enfermo mental; de hecho apenas un 10% padecen una patología mental, el resto son perfectamente normales. Lo que ocurre es que tienen unos determinados rasgos de personalidad que se prestan más a este maltrato. Pero aunque la personalidad no se cambia, la conducta sí se puede cambiar, y las personas con estos rasgos pueden aprender a controlarlos y comportarse de otra manera.
¿Se pueden rehabilitar?
Es difícil que vayan a terapia, sobre todo porque ninguno se percibe a sí mismo como maltratador. Cuando lo hace está en el buen camino.
Pero un hombre que acaba de pegar una paliza a una mujer tiene que saberlo…
Claro, pero siempre se justifican y tienen una excusa que se creen ellos mismos, como que habían bebido o estaban nerviosos, luego es muy difícil que sigan una terapia. Algunos no se rehabilitan nunca, porque además de su perfil de personalidad, hay maltratadores que lo son porque han sido niños maltratados y repiten el modelo, y eso es complicado cambiar.
¿Es suficiente el marco legal?
La Ley integral contra la violencia de género es imprescindible, pero no suficiente porque el castigo al agresor es diferido en el tiempo, y para cambiar la conducta hace falta una respuesta inmediata. Pero la Ley tiene que existir.
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