El primer paso para llegar la independencia real es muy liberador aunque no se vea así.
Este consiste en dejarnos ver nuestros propios miedos y resistencias. Nuestra parálisis a ser y tener aquello que tanto anhelamos.
Si nos saltamos este paso, la consecuencia casi inevitable es toparnos con estos asuntos varias veces en el camino aunque disfrazados de diferentes caras.
He escuchado hablar varias veces sobre el pensamiento positivo, o el ya darle vuelta a la hoja y seguir adelante, etc.. La propuesta es interesante sin embargo, ¿en dónde crees que se dejan estos asuntos inconclusos? ¿Cómo crees que se manifiestan tus miedos? ¿por qué crees tu que tiendes a repetir cierto patrones negativos que te anclan de alguna manera en el miedo?
Si no reconocemos y validamos lo que habita dentro de nosotros, no podremos transformarlo de raíz. Podremos a lo mejor anestesiarlo por un par de años más, sin embargo, tarde o temprano nos pasa la factura.
Por ahí dicen que todo lo que queda inconcluso en la niñez se cobra en la edad adulta.
Esto no significa que nos pasemos la vida llorando y sufriendo por lo ya vivido ( a esto se la llama "Ser Víctima"), sino que realmente se refiere a hacernos responsables de lo que sentimos y hacemos con ello.
Esto parece una tarea fácil, pero en realidad no lo es tanto. Nuestro dolor esta oculto por nuestras defensas (Máscaras) y ellas son muy hábiles. Las elaboramos para protegernos de pequeños, sin embargo de grandes las seguimos usando y casi siempre con mucha inconsciencia.
Por lo tanto la primera tarea grande que tenemos va a ser:
- Darnos cuenta en que parte de nuestro cuerpo sentimos miedo. Dibújalo. Valídalo. Toma tu miedo. Recuerda que no puedes cambiar nada que no hayas tomado. Escribe todo lo que esta relacionado con ese miedo. ¿Cómo surgió?¿Cómo lo has ido alimentando a lo largo de tu vida?¿Cómo se manifiesta y cuál es el costo de tenerlo?... Reflexiona y mueve tu cuerpo. Un trabajo profundo que no incluya al cuerpo no esta completo. Recuerda que todas las emociones se habitan en él. Puedes patalear, bailar, sacudirte, pero en verdad es momento de moverte.
- Pregúntate de verdad: ¿Estoy dispuesta a moverme de mi zona de confort? ¿Si sí, estoy dispuesta a asumir el miedo que esto me da? ¿Para qué me ha servido vivir así? A esta última pregunta dale por lo menos 10 respuestas diferentes. Te sorprenderá lo que encuentres.
Te mando un abrazo y espero escuchar de ti y de lo que esta empezando a surgir.
Gabriela González
informes@inspyra.com.mx
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