Si mal no recuerdo, la infancia consistía en tener ganas de aquello que no se podía conseguir. Audur Ava Ólafsdóttir.
Concluyendo el primer cuarto del año, y me encuentro con el día del niño, lo primero que viene a mi mente son mis recuerdos, añoranzas, juegos, sueños, aún conservo el primer libro que me regaló mi papá ¨El origen de muchas cosas¨, llega a mi mente cuando mi mamá me peinaba, mis juguetes, de ver las calles muy grandes, mi isla del Carmen, su mar con sus palmeras y barcos, etc.
Mi espíritu de niña me invade, he revisado mi álbum de fotos, he encontrado colores, olores, sabores, sonrisas.
Son mis memorias, mi base, mi raíz, mis cariños, mis guardianes, mi familia, mis principios, lo que hoy me motiva, mi origen, mi papi y mi mami.
El tiempo transcurrió, llegaron mis otras épocas de adolescente, de adulta joven, de madurez, de mamá, experiencias, retos, el transcurrir entre un año y otro.
Pero de todo ello, rescaté y conservo a mi niña, entusiasmada, viva, confiada, agradecida, esperanzada, maravillada de mi hoy.
Mi niña tiene ideas nuevas para seguir construyendo su futuro, ha comprendido, que la ¨vida es aprender, desaprender y volver a prender¨.
Mi niña sabe que ¨Somos el resultado de nuestra historia personal…el hoy es diferente, hoy hago una reverencia y celebro mi pasado, para entrar en un futuro que solo depende de mí, elegiré lo que quiero y como lo quiero…¨ (texto del libro de Lidia Muradep, Coaching para la transformación personal).
Mi niña está en paz, celebra lo que fue, lo que es y lo que será, decidida a escribir su propia biografía.
"La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con la que jugaba cuando era niño. Friedrich Nietzsche. "
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