Nuestras manos tienen corazón directa con el corazón. Cuando damos, éste inmediatamente se conecta a nuestra esencia más profunda, sin embargo las heridas profundas de nuestra niñez nublan este flujo natural, provocándonos un desequilibrio en esta dar y recibir que constituye una Ley Universal.
Una de las herramientas más bellas y potentes de avance se encuentran en la reconexión profunda con nuestra esencia y con la Fuente de Amor. Te invito a que lo descubras y lo hagas vida
Gabriela Gonzáles
Directora de Inspyra
informes@inspyra.com.mx
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