Viajar nos abre la mente
Todos, en algún momento de nuestras vidas, hemos viajado y experimentado las sensaciones que con ello sentimos.Viajar se puede convertir en una gran terapia para nuestra salud psíquica y física. Podemos considerar como viaje, desde las pequeñas salidas hasta las grandes, desde los viajes más económicos hasta los más lujosos y caros, todos podemos viajar adaptándonos a nuestras posibilidades y gustos.Emprender un viaje supone un cambio en nuestra vida que va a influir en nuestra conducta, es un cambio en nuestra rutina que afecta de forma favorable y beneficiosa tanto al cuerpo como a la mente. Hasta en el peor de los casos en que un viaje salga mal, siempre tendremos una parte positiva, como puede ser; descubrir lo que no te gusta, aprender a salir adelante cuando surge un contratiempo, etc...
Al viajar activamos nuestros sentidos y ponemos en nuestras vidas un poco de emoción, nos hace vibrar y sentirnos vivos, conocer nuevos olores, sabores, empaparnos de las culturas, costumbres, nuevas gentes; abrir el alma a nuevos mundos, aprender del entorno y de todo aquello que se cruza en nuestro camino.
Todos estos cambios que experimentamos en el interior, es a la vuelta cuando los notamos de forma más intensa e incluso nos llegamos a sentir algo extraños en nuestra propia casa y entorno.
El principal aspecto de la función psicológica de las vacaciones consiste en equilibrar las limitaciones y carencias de la vida cotidiana y romper con la monotonía.
¿Por qué viajar cómo terapia?
· Viajar es un gran antidepresivo, la emoción del viaje eleva nuestros niveles de endorfinas.
· Un viaje nos libera de las tensiones de la vida cotidiana: obsesiones, manías, estrés, etc.....
· Nos hace más tolerantes y receptivos, de forma que nos ayuda a fomentar la empatía a través de conocer nuevas culturas, hábitos, gentes, etc.
· Viajar nos brinda la oportunidad de superar miedos, fobias,..., haciendo que seamos más valientes y resolutivos.
· A través de los nuevos estímulos que recibimos (visuales, auditivos, gustativos, etc....) agudizamos nuestra curiosidad.
· Las salidas que realizamos hacen que carguemos baterías e incluso deseemos llegar a casa para seguir nuestro ritmo cotidiano con más fuerza.
· Al viajar permitimos dejar entrar aire fresco en nuestras vidas y oxigenar nuestra mente.
· La experiencia turística nos ayuda incluso a conocernos un poco mejor interiormente e incluso hacer surgir nuestro “mágico” yo interior.
· Viajando podemos descubrir potencialidades que hay en nosotros mismos y que estaban dormidas, llegando a sorprendernos de la maravilla de nuestro interior.
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