Me llamo Liliana Graciela y no sé exactamente cómo comenzar a contar esto. Hasta hace tres años yo vivía normal, trabajaba, iba a la escuela y salía a los lugares que más me agradaba visitar. Un día, cuando estaba a punto de tomar el transporte para ir a la escuela se presentó una chica como de dieciseis años que intentó darme una especie de carta y me dijo que me la mandaba un chavo mientra señalaba hacia un montón de tipos que honestamente no me despertaron ningún tipo de confianza, así que yo decidí decirle que no estaba interesaba, que yo tenía pareja y que muchas gracias y me fuí. Pasaron un par de días y las cosas seguían bien para mí, excepto porque ese montón de chavos siempre estaba afuera de mi casa justo cuando yo me iba o llegaba de trabajar, pero como no se metían conmigo pues no le dí tanta importancia, luego uno al que denominaban Marco empezaba a gritarme cosas de lejos cuando yo subía a la azotea de mi casa a recoger la ropa, a lanzarme chiflidos pero como yo no estaba interesada ni en sus propuestas ni en sus declaraciones lo ignoraba. Con el tiempo lo chiflidos se convirtieron en burlas, en groserías y después me di cuenta de que me seguía a donde quiera que yo iba: a la escuela, al trabajo o a donde yo me dirigiera. Siempre lo hacía ( y lo hace) con la intensión de que me dé cuenta, pero cuando voy a enfrentarlo y reclamarle su acoso se jala en el automóvil y nunca da la cara. Pasaron los meses y yo pensé que al ver que no le hacía caso se iba a terminar cansando y se iba a ir, pero no fue así. Comenzó a decirle a sus amigos que yo era una mujer de lo peor y sus amigos también comenzaron a insultarme por que no le hacía caso, sobre todo uno al que llaman Edgar y otro al que denominan Fernando, comenzaron a hacer lo mismo, estarme acosando a donde quiera que fuera: se dedicaban a gritarme insultos y no sé que era exactamente lo que querían lograr con esas actitudes, se la pasaban tocando el claxón todo el tiempo hasta que yo salía de trabajar y aunque algunas veces los señores de seguridad de mi trabajo fueron y les dijeron qué era lo que querían siempre decían (cito textualmente lo que le decían a los polícias): "Estamos esperando a mi novia" y cuando los señores de la vigilancia les decían: "Danos el nombre de tu novia y nosotros la localizamos", ellos le daban mi nombre y decían que yo era su amiga y que yo les había dicho qué me esperaban cuando en realidad no era cierto. Hasta la fecha ignoro cómo supieron mi nombre, mi teléfono. Las persecuciones no cesaron y después comenzaban a gritarme cosas desde la calle: "mi amor sal, te deseo" y a lanzar chiflidos. Mi familia me decía que nos les hiciera caso, que los ignorara, que tarde o temprano se iban a cansar. Pero las cosas no mejoraron. Con el tiempo, la gente de la colonia comenzaba a decirme que qué clase de persona tan inhumana era, qué por qué no les hacía caso, qué me hacían eso porque me querían, que yo iba a tener la culpa de que les pasara algo porque a los hombres les hace daño que les digan que no. Y a mí me daba mucho coraje, ver que amigos, vecinos de toda una vida, dejaran de hablarme nada más porque no aceptaba estar con ellos, porque ellos ahora resulta que eran las víctimas y yo era la malvada. Las cosas siguieron así por casi tres años. En ese tiempo, me pelié muchas veces con los que fueron mis amigos, dejé de saludar a muchos vecinos que sólo me detenían en la calle para reclamarme y para decirme que era una persona mala y que por eso me iba como me iba y que algún día lo iba a pagar muy caro. Con el tiempo se sumaron chismes de que era yo una ramera, de que era una amargada, una quedada porque no era normal que a mi edad no tuviera pareja, y luego cuando eso no les funcionó, que era yo una lesbiana porque no me gustaban lo hombres y hasta la fecha siempre escucho algún insulto cada vez que paso por la calle. Estos tipos se han ganado la gran lástima de toda la comunidad y siguen ahí, acosandome afuera de mi trabajo y de mi casa, sin que nadie les diga que acosar a alguien no puede ser justificable bajo ninguna circunstancia. Por qué lo que yo sienta a nadie le importa?, porque decirle a un hombre que "no" no es un derecho que tenemos todas las mujeres?, por qué es justificable que una bola de ineptos te acose las 24 horas del día sólo porque difundieron que lo hacían por mi bien, y por amor, y por qué la mayoría de las personas sienten que este tipo de casos no son violencia y las ven como cosas normales, y por qué es obligación de una mujer hacerle caso a un tipo que se dice de lo mejor sólo porque tiene dinero y bienes ???. Por qué una mujer no tiene derecho a decidir qué es lo que quiere para sí misma? Gracias por escucharme.
Mi correo: golondrinadelartico@yahoo.com.mx
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