Siempre pensamos que nuestras historias son únicas e irrepetibles, mas no es así, cada persona va arrastrando sus vivencias, nadie es totalmente desdichada y nadie es completamente feliz…
A QUÉ ME REFIERO?
Muchas veces cuando vemos a las personas que están a nuestro lado, les vemos muy felices, como si viviesen vidas perfectas, como si tuviesen el mundo en sus manos y nada pudiera pasarles… porque todo en ellos refleja felicidad. Pero no todo lo que brilla es oro y muchas veces lo que vemos por fuera no es el reflejo de lo interno…
Muchas veces las lágrimas más dolorosas son las que no se ven, esas que te dejan sin aliento. Sucede que el dolor y la frustración es tan fuerte que no sabes cómo o donde ir, pero trabajas, estás con mucha gente, no puedes mostrar tu dolor y piensas que nadie se debe dar cuenta de lo que está pasando en tu vida.
Tenías el amor perfecto, todos tus sueños se hacían maravillosas realidades, eras la envidia de todas, tu amor era como de un cuento, amores de esos que ya no se suele ver, todo era felicidad…
¿Qué rompió con tan bella historia?
La infidelidad.
La infidelidad es la causa de separación más fuerte y común que hay en estos días que estamos viviendo, frecuentemente sucede que de pronto te das cuenta que su celular móvil ya no está en la mesa como antes, que ahora siempre está entre sus manos y bolsillo. Al principio no se sabe reaccionar, pero las mujeres intuyen cuando algo no anda bien en sus vidas, se dan cuenta cuando todo empieza a cambiar, de los detalles como cuando comienza a apagar el teléfono, a llevarlo consigo incluso dentro de su propia casa, a no apagarlo los fines de semana como hacía antes… Y a la vez, la mujer siente que no puede preguntar los motivos porque sería acusada de ser una malpensada y celosa que ve cosas donde no las hay.
No es sano que alguien se entrometa en una relación, y es algo que deja huellas marcadas en la relación, siempre estará presente de un modo u otro, aun estando perdonado y en el pasado. Cuando es algo con lo que sabes que no podrás volver a vivir en paz, que nada volverá a ser como antes, que no podrás tener una relación estable por lo sucedido, no queda más que dar la relación por terminada.
El amante o la amante rara vez cambiará, siempre será la misma persona (sólo que por un tiempo tendrá miedo, cuidado y se mostrará arrepentido), pero nadie cambia de personalidad, somos quienes somos, y somos tan fuertes como hasta donde llegamos a caer. Debemos hacernos respetar, que nuestro hogar se respete, y si la otra parte cae en esos juegos es mejor apartarse y tratar de ser felices. Al principio te rompe el corazón, pero el tiempo hace lo suyo y cada quien paga sus errores.
Por ello:
Al perderte yo a ti, tú y yo hemos perdido: yo, porque tú eras lo que yo más amaba; y tú, porque yo era la que te amaba más.
Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo: porque yo podré amar a otros como te amaba a ti, pero a ti no te amarán como te amaba yo.
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