Los comentarios que se van recibiendo desde niña, marcan a la mujer que irá creciendo en forma de cicatrices que siempre la acompañaran.
La mujer no solo esta sometida fisicamente, sino también interiormente y el interior es la parte principal que una persona debe mantener sana para estar equilibrada.
Son por tanto las palabras, más perjudiciales que un golpe, porque con un golpe la herida puede curar y el dolor desaparecer, pero las palabras no se van y crean, de esta manera, un daño irreparable.
El maltrato psicológico se funda en una mortificación del ser y normalmente se experimenta en un lugar donde el maltratador se siente superior a su víctima porque puede dominar la situación.
Este espacio es, en muchos casos, el hogar de la pareja.
La intención en este proyecto es trasladar aquella experiencia vivida en un espacio interior al exterior.
Recopilé comentarios que habian recibido algunas mujeres por parte de sus maridos y la idea fue plasmarlos en las paredes de las calles, como símbolo de aquello que se podría vivir dentro de esa casa, expuesto en el exterior, visible para cualquier persona.
Hacer accesible la intimidad.
Pensé que lo interesante era que el primer impacto de ver ese mensaje incrustado en la pared con una carga tan agresiva y denigrante, no fuera desagrabadle, sino mas bien todo lo contrario.
Para jugar con el contraste pensé escribir los comentarios con letras doradas. Así la apariencia de aquello expuesto en la pared sería positiva, con unas connotaciones de algo con un cierto nivel, valor, calidad, gusto, etc. Sin embargo al detenerse ante ese mensaje y leerlo, se produciría un sentimiento de contradicción en el espectador que le descolocar
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