Este tema, pretende abrir surcos profundos a la reflexión, caminos nobles hacia el entendimiento y brindar una fuente de aprendizaje, que al compartirla con todas ustedes de manera franca, gentil y respetuosa, también nos brinde a todas, la oportunidad de aportar sugerencias a quien las pida, enseñar a quien no sabe, y de expresar (sobre todo), los más profundos sentimientos del alma, que aquí entre mujeres, nos es más fácil, más sencillo y más cómodo.
En este marco, cabe señalar la gran ternura que emana del corazón de toda mujer que sabe amar, y que lo hace la mayoría de las veces, sin meterle mucha cabeza a las cosas, sin medir consecuencias y sin pedir nada a cambio. La mujer enamorada se dona íntegra al ser amado,
se entrega en cuerpo, alma, sentimiento y razón, no deja reservas para su amor propio, y en tales circunstancias, es muy difícil sobrevivir a las decepciones y frustraciones continuas cuando algo no salió como ella lo esperaba.
Me refiero enfáticamente a aquellas mujercitas engañadas por si mismas, antes que por nadie más. En su afán tesonero de conseguir pareja, se fijaron en el primer palo de escoba que llevaba puestos unos pantalones y dibujado un bigote debajo de la nariz, una sonrisa, una mirada, un detalle, un bello gesto del varón y se tiran a matar por conquistarlo: “Me miró y creo que le gusto”, “Me guiñó un ojo, ay… qué emoción”, “Me sonrió, seguro que le caí bien” “¿Será casado, y eso qué importa?” etc. Ojo allí; la mujer está cavando su propia tumba esperando más de lo que el hombre le puede dar.
Y si; efectivamente la mayoría de los señores más interesantes y seductores ¡ya están legalmente casados!, pero les vale un cuete su estado civil, ellos se las gastan de solteritos y sin compromisos para atrapar con más facilidad a su víctima principal, que casi siempre resulta ser la mujer más necesitada de afecto que embriagada por la delicia de las palabras bonitas, los regalos y las muchas atenciones del galán Casanova, ella cae rendida a sus pies y allí empieza otra historia triste para la posteridad.
Pues ambos, hombre infiel y mujer huérfana de afectos (o a veces viceversa), empiezan su romance prohibido con sus citas clandestinas, y la esposa de aquél, entregada a sus deberes cotidianos del hogar, ¡ni se entera del par de cuernos (cachos), que le salieron en la frente! ¿Pero qué pasa cuando se entera? ¡Seguro que no se quedará cruzada de brazos! Y allí si que se armará una buena cruzada de reclamos con sátiras palabras hirientes, pues con justa razón la esposa justificará sus derechos. ¿Pero cómo podría justificar sus actos la mujer quita-maridos?
Amigas queridas, esto a parte de complejo, es muy delicado, los hogares ajenos reclaman primero respeto para ser conservados, luego exigen amor y fidelidad para ejercer sus plenos derechos de seguir siendo núcleos familiares donde hay hijos que no tienen la culpa de los errores de sus padres. Si tú te enamoraste de un hombre ajeno, por sus atenciones, por su personalidad, por su rica aroma de hombre atractivo,
por sus bellos detalles o por lo que sea, piensa que eso no será siempre así, son sólo elementos que a él le están sirviendo de “medios” para “engancharte” y es muy fácil embarcarte en una situación tan cómoda como dejarte seducir por alguien a quien no le interesan tus circunstancias de vida, y que sólo busca una aventura pasajera para satisfacer su ego, vanagloriarse de su habilidad de conquistador y de paso saciar sus instintos de macho cobarde, cínico, soez, vulgar y grosero. ¿Y tú? Te habrás ganado el título de mujer “quita-maridos” ¿Es eso lo que buscas mujer? ¿Es eso lo que tú mereces? Por favor, piénsalo dos veces antes de cederle tu cuerpo y tu corazón a quien realmente no lo vale, ni lo merece.
¿que opinais....?
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