Muchas veces a lo largo de nuestras vidas, cuando estamos más cerca de la bendición que Dios tiene para nosotros, somos víctimas del desanimo y olvidamos que Dios prometió no desampararnos nunca. A propósito, las únicas personas que se desaniman son aquellas que luchan por algo grande. El desanimo rara vez toca al corazón de la gente sin visión y sin metas, siendo el arma del enemigo para aquellos q saben lo que quieren.
“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes
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