La separación de dos personas que han convivido en pareja, compartiendo una vida, siendo el complemento el uno del otro, genera diferentes tipos de reacciones; el divorcio es una de las cosas que más impactan en la vida de una persona ya sea hombre o mujer. Dependiendo de quien de los dos solicita la separación, uno puede tener un sentimiento profundo de culpa, mientras el otro se entumece ante la posibilidad de una separación, que a lo mejor la esperaba, pero no la deseaba.Ante el divorcio los sentimientos se combinan y llegan a confundir: coraje, rabia, odio, negatividad no hay aceptación, no se puede evitar la sensación de pérdida, de abandono, aunque seamos nosotras la que queremos el divorcio… todo eso es normal, pero no podemos o no debemos darnos el lujo de dejar que esa sensación de derrota se quede con nosotras por mucho tiempo puesto que en la mayor parte de los casos tenemos hijos involucrados en el proceso. Muchas veces cuando los adultos enfrentamos un problema
de esa índole, pensamos sólo en la separación como pareja, pero cuando vemos la situación de forma más cuidadosa, nos damos cuenta de que para nuestros hijos también es un divorcio, porque el padre o la madre con quien antes estuvieron todo el tiempo ahora los tendrán solamente de forma parcial. En todos los casos, sin importar las razones que nos llevaron al divorcio, debemos interesarnos muy de cera en los efectos que la separación tendrá en los niños, aunque vale la pena también pensar que en algunos casos, estarán mejor en un hogar con sólo uno de los dos padres, sin los conflictos y discusiones que se dan en el hogar a causa de problemas que los esposos han arrastrado por años en un intento de salvar el matrimonio pero que en cambio ha generado más discusiones y desacuerdos entre los esposos de los cuales los niños han sido testigos por lo que podrían convertirse en victimas silentes.
Independientemente de todo tipo de reacciones que el divorcio genera en la pareja, la relación de esposos termina, pero la relación de los hijos continúa. Ellos estarán involucrados en la vida del padre o la madre que se va, a menos que consciente e intencionalmente los aparte y mantenga al margen dejándolos totalmente al cuidado y bajo la custodia de la madre, buscando de esa manera cerrar toda posibilidad de acercamiento con la ex pareja. Como padres, tenemos toda la responsabilidad del estado emocional de los hijos, en un esfuerzo de darles una buena formación.
Consejos para no dañar a los hijos con el divorcio:
Estas son algunas claves que podrían ayudar al padre o la madre que se quedo
a cargo a no dañar a nuestros hijos en el evento de un divorcio, estos son algunos puntos que ambas partes pueden poner en práctica.
Evitar la crítica destructiva hacia su ex pareja enfrente de los niños.
Recordemos que ellos nos ven como héroes, no destruyamos esa imagen.
Nunca debemos usar a nuestros hijos como mensajeros, lo mejor es intentar hablar directamente con él/ella, cuando sean cosas relacionadas con los niños.
Intentar no preguntarle a los niños acerca de la vida de él/ella, mucho menos preguntarle acerca de la nueva pareja.
Como padres/madres solteros, estamos involucrados un 100% en las tareas de la crianza de nuestros hijos por lo que no es de extrañar que la tensión se haga más visible. Recuerda que los hijos aunque son la estructura de nuestra vida y aunque estén con nostras, pueden sentir soledad al igual que nosotras. En consecuencia, esta soledad nos acerca más a nuestros hijos, nos ayudará un poco en la adaptación de los cambios si tomamos en cuenta algunos puntos importantes que se pueden aplicar a ambas partes.
Cosas que debemos hacer para asimilar el divorcio:
Aceptar que la unión terminó.
Pensar en qué forma, si alguna, contribuimos para llegar al divorcio.
Planear nuestra vida de soltera/o.
Recobrar nuestra independencia sin la pareja.
El o la divorciada que deja a los hijos con su ex, también suele enfrentar conflictos internos, experimentar sentimientos mezclados y sentimiento de culpabilidad por dejar a sus hijos, sintiéndose solo a la vez que trata de ajustar su vida a lo que pensó que era lo mejor. Por lo que:
Ahora tendrá menos tiempo para estar con sus hijos.
Se sentirá excluido de los sucesos de la vida diaria.
Sentirá angustia después de visitar a sus hijos y la que alguna vez fue su casa, su hogar.
Experimenta pena y hasta angustia después de cada separación de sus hijos que se repite en cada visita.
Se sentirá frustrado/a al sentir que esta perdiendo terreno en la vida de los niños.
Como adultos debemos actuar de la manera que nos resulte más conveniente para nuestra recuperación, el tiempo no se detiene y alcanzamos el alivio o la resignación, tomando el divorcio como una etapa en nuestra vida. Como mujeres y hombres, existe la posibilidad de rehacer nuestra vida, las obligaciones de esposa/o cesaron cuando se terminó el amor, ¿termina nuestra tarea como padres? NO. Fuimos padres en el momento de la gestación, lo fuimos cuando nuestros hijos nacieron, lo seguiremos siendo por el resto de nuestra vida y es nuestra obligación. Nuestro deber es velar y hacer lo posible por la buena formación de nuestros hijos, divorciados o no. Esa obligación está vigente y es imprescindible velar por ellos. Recuerda siempre que hemos dejado de ser pareja, pero nunca, nunca dejaremos de ser padres.
¿Qué has hecho para ayudar a tus hijos después de un divorcio o separación?
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