La mecánica de nuestras vidas en sus diferentes manifestaciones amigas queridas, está llevando a la mujer a una situación de verdadera desesperación, confusión y caos, obligándola a tomar determinaciones de emergencia con resultados igualmente negativos.
La vida moderna nos exige cambios es cierto, pero estos cambios nos están llevando muy de prisa hacia la competencia social, y es urgente aprender a sentir hondo y a pensar claro sobre cuáles son nuestras responsabilidades y dónde terminan los compromisos que tenemos con los demás.
Las mujeres profesionales por ejemplo, se las tienen que ver negras para cumplir con sus roles de esposas, madres y amas de casa antes de salir a trabajar a sus centros laborales.
Tienen que cubrir su primer turno de trabajo en el hogar, y allí no le pagan y es donde menos valoran sus esfuerzos.
Las amas de casa, se convierten en las mejores esposas, las más sumisas y nobles, las más trabajadoras y grandes protectoras, la más hacendosas, las mejores madres, las mejores amigas, las mejor en todo. Ellas a parte de preparar la comida, llevar los niños al colegio, lavar los platos, los pisos y la ropa, han aprendido a curar las heridas de las rodillas y también las del corazón de sus hijos y hasta las de su esposo.
Todas son mujeres maravillas, mujeres ejemplares, mujeres modelo, pero amigas de mi alma, ¿A qué precio? si ya no hayan ni la puerta para escapar de los múltiples problemas, cansancios, dolores y estrés diario, constante y repetido.
Y yo me pregunto: ¿Qué esperanza tiene nuestro afligido mundo con una clase de hogares donde reina la ley del más fuerte?
Si el hombre es quien ordena, grita y condena, la mujer grita más, pero no ordena ni condena… ¡Se aguanta!, y se aguanta porque quiere. Ella tiene los mismos derechos que su compañero de vida. ¿Qué acaso el ama de casa no es una ejecutiva doméstica?… ¡Y sin sueldo de pilón!
Creo que ya es tiempo de que la mujer aprenda a defender sus derechos que tiene como ser humano, que no se deje utilizar y a veces hasta manipular exageradamente con chantajes sentimentales. La mujer también se cansa de tanto dar y trabajar sin horarios. La mujer no es una robotina para trabajar a todas horas y todos los días haciendo siempre lo mismo, se enajena en sus rutinas, se harta, se estresa, y a veces quisiera tirar la toalla, reventando como palomita de maíz, ¿cierto? Pero… ¡No amigas!
Esa no es vida, eso es estar muriendo en vida sin ninguna esperanza. Ustedes deben y pueden salir a divertirse cuando se les de la gana (sin descuidar sus deberes por supuesto), ir al cine si lo desean, de compras, a visitar a sus familiares y amigos, o de paseo cuando ustedes mismas lo decidan y con quienes lo decidan, e incluso salir a tomar una copa de vez en cuando con alguna amiga. Pero, ¿Por qué algunas mujeres se sienten con la obligación de pedir permiso para salir? ¿Acaso la mujer es un objeto de propiedad exclusiva del hombre?
Esto es a grosso modo una ligera relación muy resumida de un mínimo porcentaje de los errores que cometemos las mujeres al olvidarnos de nuestro bienestar personal.
Miren que si no estamos bien con nosotras mismas, jamás lo estaremos con los demás. Tenemos que empezar por sentirnos libres para decir y decidir (sin caer en libertinajes, obvio), ni olvidarnos que el respeto es índice de sana tolerancia.
Si el hombre hace lo que hace y nada le queda mal, si él puede entrar y salir de la casa cuando quiere y por donde puede o por donde quiere, y si no quiere no llega ni a dormir. Para el hombre siempre hay excusas y pretextos, para la mujer… ¡Ninguna! ¿Por qué sucede esto? Es enorme la diferencia ¿cierto? y lo seguirá siendo hasta que aprendamos a decir: ¡Basta!… ¡No mi amor; te amo, te respeto, te admiro, te quiero, pero yo lo siento mucho, tus derechos terminan donde empiezan los míos!
Recuerden mis bellas, que la mujer inteligente ve la respuesta antes de hacer la pregunta, inténtenlo y verán cómo reaccionan los señores, y si se molestan pues peor para ellos, pueden hacerles esta pregunta si lo desean:
¿Te molestas porque no puedes, o porque no quieres?, verán que en cuestión de gustos, no hay nada escrito, pero lo que sí debe quedarnos muy claro es una cosa amigas: Las mujeres tenemos apetitos de soñar y de querer hacer muchas cosas, ¿saben por qué? ¡Porque la mujer es un gusto adquirido!
Y..vosotros que me leeis… ¿Quisieras adquirirte a ti misma? ¡Conquista tu propio corazón y nunca te pesará!
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