el acoso

La mayoría de estos acosos, son manejados muy hábilmente por el acosador, con chantajes, amenazas, hostigamientos constantes y presiones que llegan a asfixiar a la mujer que muestra debilidad, ya que se convierte en una lucha de poder y un problema de género. El más común es el de la empleada que casi siempre es obligada a elegir entre aceptar tener relaciones sexuales con su patrón/jefe o perder su trabajo. Este asqueroso chantaje sexual es bochornoso, vergonzoso y reprobable, que constituye toda una violación al respeto, a la confianza y aparte es un grosero abuso de poder. Se puede considerar “acoso”, una forma de condicionar lo que la mujer hace, quiere, piensa, y hasta sueña con lograr. Sentirse acosada es vivir vigilada, es vivir cuidándose de todo y de todos, es vivir con la espada desenvainada, por lo que pueda suceder. La mujer que sufre de acosos constantes, es candidata para un hospital psiquiátrico, porque pronto padecerá de paranoia y muy probablemente también de esquizofrenia. En algunos hogares del mundo, el acoso para la mujer se disfraza con mil ropajes: El esposo que depende de la mujer hasta para seleccionar su ropa que se va a poner y si su mujer no le pone enfrente la ropa limpia, éste segurito que se vuelve a poner la misma que traía puesta. Los hijos que no hacen su tarea si su madre no está presente indicándoles qué hacer. La familia presionando con visitas inesperadas y hasta la suegra con sus reclamos porque no la han ido a visitar… ¡La mujer siempre se verá acosada por todo y por todos!, no importando que éstos ni cuenta se den. Pero hay otro tipo de acosos todavía más delicado de exponer, y es aquél que algunas mujeres planean y llevan a cabo para conquistar a un hombre a su manera, o para obtener algún beneficio a su favor. No importando las condiciones ni circunstancias del “afortunado en turno” a quien le pusieron el ojo encima. ¡Pobrecito no sabe lo que le espera!… Y peor aún si es casado. ¿Cuántas esposas tienen que soportar este tipo de acosos a sus maridos?, algunas mujeres acosan a los hombres casados por teléfono (principalmente por teléfonos moviles celulares), otras por internet, otras más atrevidas y descaradas se atreven a hacerlo personalmente, se presentan en el trabajo del hombre, o le salen a su paso a la salida, y hasta los comprometen deliberadamente, sin importarles los resultados que pueda generar su acoso. Son las clásicas “tigresas”, culpables (por su conducta indebida), de que por unas la llevemos todas, ¿cierto? Es feo para una mujer ser acosada o ser una acosadora de primera clase, pues ni una cosa ni otra son dignas, ni llevan a nada bueno, especialmente si se trata de rescatar los valores morales y virtudes de una mujer. ¿Quién mejor que ella misma para evaluarse como mujer? Espero sus valiosos comentarios

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