El ambiente se llena de nostalgia al sentir el calor del hogar. Las sonrrisas de los niños jugando por doquier, la alegria de los padres y las anècdotas vividas a lo largo de la decada.
Los abrazos y el cariño que envuelve la familia.
Pero aveces las presiones de la vida hacen una separaciòn que queda sin avisar.
El materialismo y el afan se envuelven en el deseo de superar la calidad de vida.
Ya el hogar es el recuerdo del ayer que no volverà.
Los niños pierden su inocencia cada vez mas pronto y las etapas de la vida ya no son respetadas.
El egoismo predomina reclamando derechos que no son lògicos, ignorando que el corazòn estara a punto de estallar por falta de amor y el clamor por libertad.
Es cuando Dios en su misericordia nos recuerda su naturaleza de amor que nos envuelve en una esperanza que aùn en medio de una sociedad dividida sin visiòn, èl puede restaurar una familia en divisiòn y el panorama gris de tristeza darle colores y sonrrisas.
Si anhelamos que las nuevas generaciones muestren al mundo el caracter y bondad de un Padre de amor incomparable, es tiempo de enseñarles que aùn existe el "Calor de Hogar".
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