Si hay algo hermoso que caracteriza a la mujer de nuestro mundo, es su naturaleza guerrera y de ser una heroína, una excelente amazona valiente y previsora: Llena de mil detalles organizativos, dispuesta siempre a economizar, a ahorrar, a medir la magnitud y el alcance de las cosas y de sus consecuencias, siempre lista y preparada para gestionar y solucionar de forma sencilla todos sus problemas y hasta los ajenos… y sufre cuando algunas situaciones se salen fuera de su control, cuando ha sucedido algo que ni remotamente imaginó.
Me refiero enfáticamente a los accidentes que casi siempre llegan de forma abrupta e inesperada, haciéndonos reaccionar de manera desconocida. Muchas veces pensamos que somos mujeres fuertes,
aguerridas, luchadoras, valientes y que nada ni nadie nos puede ya impresionar ni sacudir bajo ninguna circunstancia. O viceversa: A veces pensamos que somos muy débiles y que no podríamos soportar tal o cual imprevisto feo que pudiera sucedernos y cuando lo tenemos frente a nosotras, nos damos cuenta que nuestra reacción fue de gran valor y entereza, que hubo fuerzas en ese momento para razonar serenamente ante la presión, porque la fe en Dios superó todos los miedos e ineptitudes que creíamos tener. Sin embargo, también pensamos a veces que nos conocemos profundamente y que ya nada puede espantarnos ¡y eso no es verdad! somos seres humanos y de cierta manera impredecibles, veamos por qué:
¿Qué harías tú mujer, si por ejemplo vieras que tu casa se está incendiando?, ¿Te cruzarías de brazos a ver de lejos el panorama dantesco? ¿Disfrutarías ajena quizá, las altas llamaradas de fuego consumiendo vorazmente tus cortinas, tus muebles, tus alfombras y dejando tu casa en ruinas? ¡Por supuesto que no! ¿Verdad? Incluso sé que te preocuparías si la casa que se está quemando no fuese la tuya, y de eso estoy completamente segura.
Y supongamos que sí lo fuera; ¿Qué harías en ese momento? ¿Gritarías y saldrías corriendo histérica hacia la calle? ¿Buscarías la guía telefónica para llamar a los bomberos, a la cruz roja o a las autoridades civiles y de protección? o ¿Qué salvarías primero: A tus hijos, a tus padres, a tu familia, a tus bienes y muebles, tratarías de salvar tus objetos de valor, dineros, joyas, pieles, documentos o qué? ¡Piensa por favor!
Otro ejemplo sería: ¿Cómo reaccionar ante un accidente casero? Alguien que se cortó y tiene una hemorragia tremenda; está perdiendo mucha sangre, se ha desmayado, no responde, ¿Qué harías? ¿Pedir ayuda por teléfono? ¿Auxiliarle tu misma con lo que tuvieres a la mano?, gritarías como una loca pidiendo auxilio a quien te escuchara? ¿o dejarías que te atrape tu miedo a la sangre y no harías nada?
O bien: ¿Cuál crees que sería tu actitud frente a un asalto fuera o dentro de tu propio hogar? A ver: Supongamos que entró un ladrón a mitad de la noche, te apunta con una arma, te amenaza para que guardes silencio, te exige dineros, no puedes hablar, no puedes gritar, no puedes pedir ayuda porque tienes el arma en tu cuello
¿Tú qué harías en ese momento? ¿Le entregarías los dineros que pide el ladrón? ¿O te defenderías? Pero supongamos que no tienes a la mano esos dineros que se te exige ¿Tratarías de dialogar con el asaltante? ¿Tendrías el valor de ofrecerle que se lleve otra cosa?
Y yo me pregunto: ¿Cuántas cosas más podrían suceder, para las cuales por supuesto no estaríamos preparadas emocionalmente?, o quizá si lo estemos, pero a la hora de enfrentar tan tremendo impacto, puede ser que nos olvidemos hasta de nuestro temple, y que reaccionemos de la forma más increíble, que hasta nos asombremos de nuestras propias reacciones. ¡Todo puede suceder!, pero me gustaría que juntas todas, aquí y ahora comentemos algunos supuestos al respecto, que pudiesen servirnos de guía preventiva (incluso simulacros) para estar realmente preparadas para afrontar un siniestro, cualquiera que sea. ¡Precaución es vida! –dicen- y yo estoy segura de que muchas de ustedes amigas queridas, tendrán algunos comentarios importantes que compartirnos, sugerencias sobre cómo prevenir accidentes en el hogar y qué cosas podríamos tener al alcance de la mano si tuviésemos que salir corriendo a la calle por alguna emergencia. Recuerden que los accidentes no duermen, no tienen día, ni lugar, ni hora para presentarse, pero afortunadamente, ¡Sí son evitables!
En espera de vuestras valiosas opiniones,
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