Te sucede a veces que no tienes ganas de hacer aquello que sabes que debes hacer? Lo que necesitas es algo de estímulo. Si ante una circunstancia semejante alguien te alentase seguramente te fastidiaría.
Sin embargo, si quien te animase fueses tú mismo, entonces si que podría ser realmente motivador.
Imagínate con la tarea terminada. Siente la satisfacción de haberla dejado atrás.
Experimenta esa sensación de placer que habrás conseguido una vez que la tarea haya sido completada.
Visualiza la dulzura de la libertad que se siente sabiendo que ha quedado atrás.
Transforma tu resistencia por hacerlo, en la emoción de haberlo hecho.
Si lo piensas por un instante, en realidad es la manera más lógica y fácil de llevarlo a cabo.
Luego zambúllete en el entusiasmo, animado por tus propios pensamientos positivos
y llenos de sentido.
Y antes de que te des cuenta, lo habrás hecho.
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