Para explicarlo mejor:
Poesía: idea abstracta que alude a la trascendencia, la armonía, a los destellos creativos, y que en realidad no se puede definir.
Poema: estructura literaria que contiene ritmo, figuras de lenguaje y significado. Son poemas los haikus, los sonetos, claro, y los poemas de verso libre, por poner algunos ejemplos.
Ripios: estrofas que riman pero ni usan figuras de lenguaje ni dicen nada trascendente. ¿Se acuerdan del famoso ripio de “Vitacilina, a qué buena medicina en la casa y la oficina”?
Los textos literarios más bellos están llenos de poesía, y no necesariamente son poemas. Hay poesía en las novelas, los cuentos y en la microliteratura. Y la hay en esos poemas que sin pretender rimar o hablar de amor, logran trasmitir autenticidad y frescura. Por eso la infancia puede encontrar en la escritura de poemas de verso libre el camino hacia la creación literaria. En la escritura de poemas no hay exigencias de concordancia, de puntuación, de lógica. Se puede ser más libre y espontáneo. ¿Por qué entonces se le teme tanto? Estoy segura, porque lo he experimentado en los últimos 25 años, que escribir poemas es un proceso disfrutable, iluminador e incluso divertido. ¿Qué si no escribo obras maestras? Tampoco bailo profesionalmente, y eso no me impide disfrutar de un buen tango cada fin de semana.
En todo caso, para quien quiera acercarse a la escritura de poemas sin dar un paso en falso, que lea atentamente: Carta a un joven poeta, de Jose María Rilke:
“…Acérquese a la naturaleza e intente decir, cual si fuese el primer hombre, lo que ve y siente y ama y pierde. No escriba versos de amor. Rehúya, al principio, de formas y temas demasiado corrientes: son los más difíciles. Aléjese de los motivos de índole general. Recurra a los que cada día le ofrece su propia vida. Describa sus tristezas y sus anhelos, sus pensamientos fugaces y su fe en algo bello; y dígalo todo con íntima, callada y humilde sinceridad. Valiéndose, para expresarse, de las cosas que lo rodean. De las imágenes que pueblan sus sueños. Y de todo cuanto vive en el recuerdo.
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