Hola mis queridas y muy maravillosas amiguitas:
Heme aquí de madrugada, tamborileando los dedos contra el escritorio y lidiando con el insomnio que me provoca mi... ¿Cómo le diré? HIPOCONDRIA, si, creo que esa es la palabra...
Si hay algo que trato de evitar a toda costa, creo que es ir al doctor, pero a veces, es inevitable pasar ese trance; les cuento que hace un par de días, me tocó ir a la clínica a hacerme un chequeo, a según, de rutina. Pues me apersoné en la clínica del IMSS, que no es así como muy seguro, pero eso sí ¡muy social! como siempre y haciendo gala de mexicanidad, llegué barriendome cual jugador de beisbol, con apenas unos minutos antes de mi horario de cita, pero resulta que pa´ no perder la costumbre, el médico iba "ligeramente" atrasado en la consulta, así que refunfuñando, tomé asiento entre un hombre con la pierna rota y una señora mayor que estaba tejiendo un algo que nunca supe a ciencia cierta qué era, si una blusa muy modernona de crochet o un suéter con cara de servilleta. Pues me dispuse a escuchar música en mi MP3 para pasar el rato, pero la tecnología me traicionó, mi bello aparatito estaba sin batería, asi que no habiendo mas remedio, decidí hacer mutis y esperar... y esperar... y seguir esperando.
Cuando uno se calla, ¡qué fuerte se escucha todo! la silla que mueve el niño fregón al que no le enseñaron a estar quieto, la pesa de la báscula, los pasos de medio mundo y los murmullos, que nomás por decir que son murmullos, esas clínicas del IMSS son mas efectivas que cualquier club para enterarse de la vida y obra de todos los habitantes del pueblo. A un lado de la señora del tejido, se apoltronaron dos mujeres, quienes en principio empezaron a comentar tópicos sin importancia, pero luego... aquello parecía competencia... su diálogo parecía sacado de aquel libro de Molière denominado "El enfermo imaginario", era algo mas o menos así.
- Ay, amiga... ¡de verdad que hoy si te ves decaída! ¿Pos´ que te pasa, pues?
- Fijate que traigo un gripón... ya días que no se me quita, y mejor dije voy al doctor, no vaya a ser la de malas...
- ¿y ya te tomaste algo?
- Pues... así, así, como tratamiento bien... no... un poco de penicilina, difenhidramina, clorofenhidramina, advil y paracetamol, pero todavía me siento mal...
- ¡No me cuentes! ¿Y qué es lo que sientes?
- Mucho cansancio, cuerpo cortado, asi como acalenturada, dolor de piernas, en los riñones y atrás de los ojos...
- Ten mucho cuidado, María, que así empezó mi comadre y ya ves, la enterramos la semana pasada. No, si yo también traigo lo mío, hace días empecé mala de la garganta y ahorita, ronchas... y pa´acabarla de amolar... y éstas várices que no me dejan...
- Imaginate, donde sea la "influencia", ¿No vistes en las noticias?
- ¡Jesús, María y José nos amparen de esa cosa!
Lo anterior es lo que pude recrear de lo que escuché entre los estornudos de la mujer y mi esfuerzo por escaparme al torbellino de bacterias... para entonces, la voz de la asistente me rescató de ese compendio médico, mandándome a tomar peso y estatura, para luego, hacer sonar un imaginario pasodoble de plaza de toros que indicaría mi entrada al consultorio. El médico familiar empezó a revisar mis datos...
- Trae unos kilitos de mas- fue su caluroso saludo
- Estoy en vías de bajarlos.
- Sus antecedenteeeeees... no me gustan, su historial clínico familiar, tampoco...
Y empezó el calvario, no se me mueva, estire su brazo, diga 33, abra la boca, saque la lengua, cierre la boca, a ver la oreja... 15 minutos después salí de ahi, sí... iba por un chequeo y terminé con orden de laboratorio para prueba de diabetes, otro para biometría hemática y análisis de orina, otra para papanicolau, un papelito lleno de garabatos que no eran sino otra orden para la enfermera de hacerme diágnostico oportuno de cáncer de mama (lo descubrí cuando sin mas ni mas la enfermera me dijo "quítese la blusa"), después de haberme puesto la vacuna del tétanos, el sarampión, la rubeola y la influenza AH1N1, además de una cita para el siguiente mes con todos los papelitos resultantes de las pruebas. Cuando salí de ahí iba asustada, adolorida, estrujada, con cuatro frascos de desparasitantes y uno de gotas para la naríz. En la farmacia, el encargado me ignoró, una señora me empujó y un niño me estornudo en la cara, creo que con la mala intención de fortalecer las cepas bacteriológicas que ya traía provenientes de mi vecina de asiento.
Bueno, pues llegando a mi humilde hogar aquello parecía una recreación de Leonardo Di Caprio en "El aviador" nomás me faltó meterme a bañar en cloro, dos horas después, me sentía resfriada, mas tarde acalenturada, y posteriormente, traía dolor de riñones, dolor de piernas y atrás de los ojos, además de la garganta reseca y según yo, analizando un par de venitas sospechosas en las piernas, que se veían a traves de la piel de mis piernas blancuzcas por falta de sol. Y luego, mi yo interior diciéndome "al doctor no le gustó mi historial, ni los antecedentes... mmmhhh... ¿por qué tanta cosa de análisis? ¿habrá visto algo que yo no me he percatado?" para las cuatro de la madrugada, nomás me faltaba llamar al notario y al sacerdote, uno para legar mis bienes, y el otro para perdonar mis males. Por fortuna, el cansancio me venció y me hizo pensar al día siguiente con claridad y llegar a la siguiente conclusión...
HABEMOS PERSONAS A LAS CUALES LA ENFERMEDAD NO LAS MATA ¡SINO EL SUSTO! Y EN LO POSTERIOR, PROCURARÉ IR A ESOS SITIOS CON LENTES, CUBREBOCAS, MANGA LARGA, LA BATERIA DEL MP3 CARGADA, UN FRASCO DE ALCOHOL EN GEL Y TRAS BAJAR LOS KILOS DE MAS, CON MI CARTILLA DE VACUNACIÓN ACTUALIZADA... PERO SOBRE TODO, ¡CON LA FIRME INTENCION DE NO SENTIRME COMO SOLDADO EXPLORANDO CAMPO MINADO! ¡NO VAYA A SER LA DE MALAS!
Comentarios
jajajajajaaja muy cierto, asi pasa, por eso mejor no ir, jajajajaa
ja ja ja ¡ Qué simpatico tu comentario ! me hizo reir.
Es una realidad, el año pasado tuve que ir en 2 ocasiones y vivi, casi, casi tu misma experiencia.
Me hice el propósito de ¡ NO REGRESAR !. Pero me dá pesar, el que muchas , muchas personas tengan que pasar por esas circunstancias por falta de $$$. ¡ lastima que los Directivo del IMSS no estén al pendiente de ver como trabajan sus empleados.
Que barbara!! ya con todo eso aunado que me siento cansada creo que ya falto poco para que me enferme, ay amiga esas clínicas asi son y pues nimodos tenemos que ir aunque salgamos peor de como entramos.
saludos