Gracias por ser más como tú
y menos como ellos
Angie
Ella no es mi amiga, es mi otro yo,
mi mejor yo
Germán Dehesa
¿Cuántas amigas mujeres tienes, Jaime? Preguntó está mañana una luciérnaga viajera que se regocija entre primaveras que se amotinan. Muchas –respondí-, ¿cuatrocientas? –Trató de adivinar- Más o menos… -le dije al tiempo que sonreí, sin que eso fuera un si o un no, mucho menos un número aproximado-.
En el baúl, que más bien parece contenedor, de los recuerdos, existe la mochila azul de Nancy Espejel Medina, una compañerita del primer año de mi educación primaria; ni tan educación y ni tan primaria, vale hacer el comentario. Digo, uno crece influenciado por las canciones de moda y los matices de la dinámica social del entorno, aún cuando ese entorno suele encontrar frontera inmediata en una pantalla de cristal con problemas de sintonía. Creo que a mis cinco años aprendí cuanto puede hacer la belleza de una mujer con nosotros los especimenes del género masculino. Con el tiempo me conforme con una foto del bailable de tercero, donde afortunadamente fuimos pareja y pude tomarla de la mano. ¿Hombres miedosos? No, sólo tímidos.
La maestra Asunción en quinto año, nos pedía sentarnos todos los días en la secuencia: niño, niña, niño, niña; eso si, a diario debíamos compartir pupitre con una compañerita diferente, lo lamentable es que a esa edad el juego no resultaba tan divertido como años más tarde descubrí. A lo largo del ciclo escolar cambié de compañerita cotidianamente, compartí banca escolar con todas menos con Jacqueline; algo tenía esa niña que espantaba a los niños, ahora que lo medito, pudo haber sido su belleza, su candorosa simpatía o bien, su inteligencia sobresaliente. ¿Hombres inseguros?.. No, sólo precavidos.
Puede ser que la maestra Asunción haya contribuido a la cultura de la poligamia que se vive en nuestros días, no lo sé de cierto, lo supongo (J.S. Dixit)
En la secundaria, por otra de esas instrucciones extrañas del magisterio, la profesora de Ciencias Naturales, la maravillosa Osa, nos ordenó a los de Segundo A, repetir con algunas variantes la dinámica de la maestra Asunción: niño, niña, niño, niña… eso de convivir y ser iguales es algo tan elemental que por supuesto debe enseñarse en los niveles básicos de nuestro sistema educativo, bueno, eso creo yo. En aquella etapa de mi vida, conviví durante dos años, con Selene y Norma, dos mujeres increíbles que fundamentaron su particular historia en la inteligencia, la sensatez, la sensibilidad y en el carácter; sobre todo en el carácter, de no ser así no hubiéramos reñido tan frecuentemente, quién sabe por qué, pero ellas siempre ganaban. ¿Hombres débiles? No, para nada, acaso cautelosos.
Del bachillerato recuerdo a la regordeta y hermosa Gullit, a la solidaria Chabela, a la risueña Chayo, a la coqueta Mónica y a mi querida comadre Gloria. Cinco amigas muy especiales que acompañaron mi locura desenfrenada de esos tiempos. De no haber sido por ellas, no hubiera recordado fechas de exámenes extraordinarios, conferencias, entregas de tareas, visitas a museos y en definitiva ni siquiera hubiera elegido bien mi carrera profesional. ¿Hombres desubicados? No, sólo un poco aventureros.
Por razones de tiempo y de espacio, en el tintero quedan mis eternas amigas de la universidad, mis pacientes compañeras de trabajo, mis grandiosas maestras, mis tiernas alumnas, mis múltiples primas, mis fantásticas tías, por supuesto mi madre y mi hermana, únicas e infaltables… todas ellas, todas ustedes son pilares fundamentales de mi propia y particular leyenda, no sé si sean cuatrocientas, pero eso si, el criterio cuantitativo no es del todo un parámetro correcto del bienestar.
Las mujeres de mi vida son la compañía y el complemento perfecto, para vencer mis miedos, para darle un viraje a mi timidez, para ubicarme, para darme seguridad y fortaleza.
Sé que el día lo amerita ¡FELICIDADES MUJERES! qué la igualdad sea en la realidad y no en el discurso, qué puedan y se permitan volar, sólo eso.
Gracias por ser motivo de mis respiros y destino de mis suspiros.
Feliz día internacional de mujer.
Buen resto de semana.
Chau
JNMH
Nota: texto escrito el 8 de marzo de 2007
Comentarios
que bueno saber que un hombre más nos valoriza, claro hay que valorizarse primero nosotras... pero sii heee de que somos un complemento lo somos.... que harían sin nosotras, jajajaja (nadaa....) jajaja no es verdad, como lo dije antes somos un complemento, tanto el hombre necesita de la mujer como la mujer necesita del hombre.. Excelente tu artículo jaime...