¿Te interesa conocer técnicas prácticas para vivir mejor?
Tal vez hayas escuchado hablar del estoicismo. Tuve mi primer contacto con esta filosofía cuando llegó a mis manos un libro titulado “Manual para una vida feliz”, que, desde el título, me pareció una falacia. ¿No resulta difícil creer que exista un manual para ser felices? Y aunque el libro es del 2015, sus enseñanzas datan del siglo III a.C. escritas por Epicteto, uno de los principales representantes del estoicismo, creado en Atenas por por Zenón de Citio. Epicteto fue un esclavo que se convirtió en un influyente maestro de filosofía, quien enfatizaba la importancia de distinguir entre “lo que está bajo tu control y lo que no”. Su obra es en realidad, una guía práctica para la vida cotidiana y, por supuesto, que está vigente y sigue siendo útil en el siglo XXI.
Te comparto aquí, cinco lecciones de este manual que puedes aplicar desde este momento, para mejorar tu vida e influir positivamente en la de los demás:
Primera: Enfócate en lo que está bajo tu control y acepta lo que no puedes cambiar. Esta lección está presente en la Oración de la Serenidad de Reinhold Niebuhr, teólogo estadounidense, pastor de la escuela evangelista y que empieza así: “Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo cambiar y la sabiduría para conocer la diferencia…” También se retoma como un ejercicio que se emplea en el coaching, propuesto por Stephen Covey en su libro “Los 7 hábitos de las personas altamente efectivas”, “El círculo de influencia y de preocupación” y que se refiere a la recomendación de centrarse en lo que es nuestra responsabilidad mantener, cambiar o eliminar, y dejar de dirigir nuestra energía a juzgar, calificar o pretender eliminar lo que no está en nuestras manos. No te estreses por la existencia de aquello en lo que no tienes injerencia alguna, empéñate mejor, en controlar tu vida.
Segunda: Acepta las circunstancias de la vida sin quejarte. Cuando aceptes que no eres el centro del universo y que todo marcha de acuerdo con un orden preestablecido, sabrás que las decisiones que has tomado hasta ahora, te insertaron en una dinámica determinada, con su lado positivo, pero también con algunos inconvenientes que “vienen en el paquete” y de los que no tiene sentido estar renegando todo el día. Por ejemplo, tienes un empleo que te agrada, recibes una buena paga por ello y te llevas bien con los compañeros de trabajo; el problema es que manejas al menos 60 minutos diariamente, para llegar a tu espacio laboral. ¿Tiene alguna utilidad quejarte diariamente por ello? Pon en una balanza si los beneficios son mayores que los aspectos negativos y si es así, fluye, acepta esa realidad y pon en paz tu mente, porque enojarte a cada instante, te hace infeliz y no logra que la empresa cambie de domicilio.
Tercera: Modera tus deseos y aprende a desear lo que tienes. Detente un momento a pensar en todo lo que ya tienes, empezando por tu existencia. Agradece lo que ha llegado a ti, por tu esfuerzo, por un regalo, por un golpe de suerte, tal vez, pero agradece. Eso te aleja de la idea de estar continuamente deseando lo que no tienes y que desarrolla en ti la envidia que enferma y frustra. Observa con detenimiento lo que sí posees, tangibles e intangibles; lo que está a tu alcance cada mañana, cada noche. Respira profundo y ve con gozo lo que la vida ha puesto en tus manos. ¡Por supuesto que es válido desear estar mejor!, pero no a costa de tu felicidad.
Cuarta: Recuerda que no te ofende quien te insulta, sino tu juicio, que te hace pensar que aquéllos que te hacen comentaros incisivos tienen la razón. Fortalece tu autoestima y toma decisiones basadas en tu propio criterio, no en la opinión de los demás. Practica la autoconciencia y la autoexaminación para emprender una mejora continua, pero no tengas un estado de ánimo y una atoconfianza tan frágiles, que se desmoronen ante cualquier provocación. Recuerda que cada quien habla desde su experiencia, pero está en ti el engancharte o seguir adelante por tu objetivo.
Quinta: Guarda silencio la mayor parte del tiempo y habla para decir cosas necesarias y con pocas palabras. Recuerda que tenemos dos oídos para escuchar y solo una boca para hablar. Si no escuchas, no tienes información, no conoces las necesidades de quienes dices que te importan; te precipitas a opinar, a juzgar y a criticar. Todos apreciamos a la gente discreta, no te conviertas en la persona a quien nadie quiere ver o invitar, porque generas problemas al hablar irresponsablemente. Evita temas controversiales y piensa que tus comentarios deben ser positivos. “De lo que está llena tu boca, está lleno tu corazón”.
Ve incorporando los principios estoicos a tu ser y te darás cuenta de cómo mejora tu vida diaria.
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