Los sueños son posibles en la medida que los seres humanos nos comprometamos con nuestras ideas, proyectos, metas y objetivos. Se nos ha hecho creer que para tener “los pies en la tierra”, y como consecuencia de los golpes que recibimos de la vida, debemos dejar de soñar, y aceptar una dura realidad, que no es otra cosa que la rutina, la apatía, el desinterés y el aburrimiento.
Claro está que todo esto depende de cada uno en aceptarlo o en rebelarse frente a un escenario que no es fácil, porque cambia con un vértigo impresionante, pero que no modifica el hecho de que los grandes descubrimientos, las grandes obras, y los más encumbrados artistas, empresarios, músicos y políticos, tuvieron y siguen teniendo como común denominador, el hecho de ser grandes soñadores.
Los niños tienen muy desarrollada su capacidad de soñar. Para ellos todo es posible, porque el mundo así se los permite, o así lo viven ellos. En la edad adulta la realidad no adquiere un color rosa, sino que hay éxitos y fracasos y aprendemos que no todos nuestros proyectos llegarán a buen fin, lo que no invalida el hecho de volver a apostar a un futuro y a un destino diferente para cada uno de nosotros.
¿Cómo se genera un proyecto? La gran aliada del ser humano es su mente. Allí convergen ideas, pensamientos, sentimientos, metas y objetivos, que finalmente cristalizarán en un proyecto vital, que debe respetar tus deseos y tus necesidades. ¿Por qué esto último es tan importante? La respuesta es que en la medida que tu proyecto vital contemple aquello que quieres para tu vida, también tu grado de compromiso será mucho mayor que si deambulas por la vida sin un rumbo definido.
No solo debes comprometerte con aquello que surge espontáneamente de tu mente, y a través del diálogo interno que supone mirarse en el espejo del alma, conocer lo mejor de tu persona y a la vez ejercer el derecho que tienes de llevar adelante tus ideas, aunque no todos las aprueben.
He aquí un punto muy importante, y él es el grado de permeabilidad que tienes frente a la opinión de los demás. Dicho de otro modo: ¿hasta dónde eres capaz de defender aquello que has plasmado como tu proyecto de vida, luego de trabajar intensamente en él, y de utilizar y desechar una cantidad de ideas, hasta poder elaborar y diseñar un camino que respeta esos deseos y necesidades que tienes?
Si no te mantienes firme en tu pensamiento y en tu acción, volverás al punto cero, como consecuencia de la intervención de aquellos qué basándose quizá en fracasos anteriores en tu vida, te aconsejan que mejor te quedes dónde estés, en lugar de explorar caminos nuevos para tu existencia.
Tú dictaminas qué es más importante. No olvides que es imposible que quienes te rodean no te juzguen. Pero de todos los juicios el que más importa es el que te merece tu propia persona. A ese juicio debes atender y a incrementar tu autoestima debes abocarte.
La confianza y el respeto por ti mismo, los dos pilares fundamentales de una buena autoestima, serán el sustento ideal para que tus proyectos puedan llegar hasta el final. Tendrás obstáculos sí, se interpondrán dificultades en el camino, claro que sí, pero todo eso lo único que puede hacer es que llegues un poco más tarde al destino que has elegido, pero nunca te harán abandonar tu esfuerzo por ser cada día un poco mejor.
Debes centrar toda tu atención en los dos tiempos de la vida dónde se define tu proyecto personal. Si bien el pasado forma una parte inseparable de tu vida, y en él han quedado impresos, alegrías y tristezas, éxitos y fracasos, y habrán despertado en ti lágrimas y sonrisas, es un tiempo que ya has vivido y que nada de él puede hoy cambiar. No puedes separarte de él, pero tampoco puedes permitir que se interponga en el camino de tu crecimiento y de tu desarrollo personal.
Por ello tienes el presente y el futuro como los dos tiempos activos de tu vida. El presente es un tiempo fugaz. Es lo que estás haciendo en este momento mientras lees estas columnas. Una vez que termines de hacerlo, esta lectura pasará a formar parte de tu pasado, quedando claro entonces, que el futuro es el tiempo dónde habrás de vivir el resto de tu vida, y es hacia allí dónde debes dirigir tus mejores esfuerzos.
Debemos quitarle presión a la inseguridad y falta de certeza que nos genera el futuro, pues si bien nadie puede saber cuánto tiempo ha de vivir, lo cierto es que todos tus proyectos se desarrollarán en ese tiempo que está por venir.
No eres perfecto. Nadie lo es. Por lo tanto, no puedes ni debes esperar a que todo esté en su perfecto orden y lugar, para iniciar ya el diseño de la estrategia y el plan de acción que utilizarás para llevar a cabo tu proyecto de vida. Te aconsejo que el proyecto sea en principio por ejemplo, para los próximos seis meses. Eso te ayudará a poder monitorearlo de cerca y a valorar tus progresos, a la vez que podrás enmendar caminos que puedas considerar errados y que no tienes que recorrer.
La gratificación y la satisfacción te esperan al final del camino. No busques atajos fáciles o supuestamente fáciles. Solo te confunden y te hacen perder de vista que para llegar al kilómetro treinta si corres una maratón, deberás partir del kilómetro uno y luego llegar al dos, y así sucesivamente hasta llegar a la meta. No te deslumbres con quienes te prometen el éxito en dos semanas o la felicidad en treinta días.
La vida se encarga por sí misma de desmentir estos mensajes, pero también es cierto qué con esfuerzo, con perseverancia y con un conocimiento cabal de la persona que eres, puedes lograr todo aquello que te propongas.
El verdadero enemigo del ser humano no está en el exterior, ni es una persona, ni es el mundo que está supuestamente en tu contra. El enemigo habita en tu interior, y es quien lo pone un techo a tus sueños y a tus ilusiones. Es contra ese enemigo interno que tienes que luchar hasta vencerlo. Es él que te llena de miedos, de incertidumbres y de dudas respecto a tu potencialidad y a tu capacidad de sortear las naturales dificultades que se presentan cuándo un hombre o una mujer desean llevar adelante su proyecto de vida.
Todos le tememos a los cambios, y tú incluido, porque cambiar significa ingresar en territorios desconocidos con el consiguiente miedo a fracasar, o a perder lo que antes teníamos como “seguro”. Pero, debes saber que la vida es constante riesgo, y que para avanzar hay que tomar decisiones, para las cuáles puedes a veces no sentirte lo suficientemente preparado. Apela a la lógica y a la recopilación de datos respecto a la decisión que tienes que tomar, pero atiende también a tu intuición, que es la voz de la experiencia interior, que te susurrará al oído el camino que debes tomar.
Hoy, en el siglo que vives, quedarte en el mismo lugar es retroceder, pues detrás de ti hay una enorme cantidad de seres humanos que han logrado anticiparse a los hechos de la vida y han comprendido que el cambio es la moneda corriente en los escenarios dónde se desarrolla su existencia.
Trabajar para la excelencia como estilo de vida, es también una muy buena forma de llevar adelante tu proyecto personal. ¿Qué es la Excelencia y por qué se habla tanto de ella en las empresas?
La Excelencia es un proceso de mejora continua, que perfectamente puede aplicarse a la vida de cada uno de nosotros.
En un mundo dónde muchas personas hacen lo mismo, quien lo hace mejor adquiere ventajas competitivas. En la vida cotidiana sucede algo muy similar. Si tú intentas que todo lo que haces apunte hacia ese proceso de ser mejor cada día, tendrás más facilidades para llegar al destino que elegiste.
También innovar es importante. Lo mismo que vienes haciendo hasta ahora todos los días, busca una forma diferente de hacerlo, que te genere mayor satisfacción y quizá también mejores resultados. ¿Comprendes porqué el cambio es la palabra clave para llevar adelante un proyecto de vida? Lo que hoy afirmamos como una verdad absoluta, es probable qué de aquí a seis meses o un año, esa verdad sea otra totalmente diferente.
¿Cómo vivir y cómo planificar algo en un mundo tan cambiante? Con capacidad de adaptación y flexibilidad para convivir con un movimiento que nadie ya puede detener y que nos tiene a todos inmersos en él. Tú y yo también estamos en el mismo barco que por momentos las tormentosas aguas mueven de un lado a otro. Es el único mundo que tenemos, y es una tarea de todos el hacerlo un jardín de creación y no un campo de batalla permanente.
Te invito a que te sumes a esa enorme legión de seres humanos que hemos comprendido que la calidad de vida la construimos entre todos, aportando cada uno su experiencia, su proyecto y enriqueciéndonos mutuamente con lo que cada uno experimenta en su tránsito vital.
La vida es como una larga fila dónde van adelante quienes lucen hilos de plata en sus sienes, y por detrás vienen las generaciones más jóvenes. Sin embargo, todos debemos tener un proyecto de vida, para encontrarle un por qué y un para qué a la existencia.
Darle un sentido a tu vida, es la intención.
Dr. Walter Dresel
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