Así se titula un libro que me encontré al pasar por una librería hace algunos años años. En sus primeras páginas encontré la advertencia de que no se trata de un libro esperanzador sino urgido, escrito para demostrar que hoy habitamos un mundo más hostil, más corrupto, más implacable, más inmoral, más sangriento y más impune, donde el modelo masculino tradicional tiene en ello una responsabilidad central.Tomé el riesgo de comprarlo y leerlo al saber que el autor ha explorado su propia condición de hombre, y ha participado y participa, junto con otros hombres, de la exploración de la masculinidad, de los mandatos de género y de sus efectos. Es decir, no está teorizando solamente, sino haciendo una lectura de la realidad incluyendo su propia subjetividad, comprometiendo su propia existencia, lo cual es esencial en la búsqueda de congruencia entre la realidad, lo que se escribe y lo que se vive.El autor considera que estamos gobernados (hombres y mujeres, nuestros hijos, todos los seres vivos, el planeta) por los arbitrios de la masculinidad tóxica más de lo que sabemos y más de lo que, cuando sabemos, admitimos.Sus afirmaciones son duras y hasta inflexibles, porque están sustentadas en hechos, estadísticas, investigación e introspección.El paradigma de la masculinidad tóxica alude al machismo, a los aspectos destructivos, arcaicos, violentos, depredadores en lo físico, emocional, espiritual.Dicho paradigma crea hombres urgidos de demostrar su hombría a través del sexo, y contribuye a que sigan siendo los hombres los principales transmisores del VIH, los incitadores de la violencia en los juegos infantiles de sus hijos, los que están sumamente preocupados por demostrar que ellos son los más fuertes, los más poderosos. Los que se enfrascan en competencias cuyo objetivo es eliminar a alguien, los que no pueden aceptar que, en ocasiones, no saben, no pueden o no tienen, los que no aceptan el fracaso, los que necesitan ganar siempre y a como de lugar.Sergio Sinay es un pensador que procura colaborar en la construcción de un mundo más habitable, más solidario y humano. Lo hace desde el estudio y promoción de los vínculos humanos nutricios. Está convencido de que “romper con el paradigma de la masculinidad tóxica es hoy una necesidad prioritaria y debe convertirse en un emprendimiento personal, grupal, social, espiritual, afectivo, ético y moral para cada hombre que aspire a vivir una vida con sentido y significado en un mundo diferente, acogedor, hospitalario, compasivo, cooperativo e integrador”.Recomiendo ampliamente su libro. Escrito por un hombre para los hombres, pero que no se lo pueden perder las mujeres.
Me encantó lo que se resumió de este libro, me hace sentido y es una visión más amplia de lo que normalmente nos escriben los autores sobre la LUCHA DE SEXOS...
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