¿Te ha pasado alguna vez que lejos de sentirte contenta y satisfecha de algún logro, te sientes devaluada?
¿Cómo te juzgas a ti misma?
¿Puedes ser amorosa con tu persona?
En algunas ocasiones llevamos dentro un patriarca interno, que es nuestro juez más severo: no nos permite disfrutar de nuestros aciertos, de los logros en algún proyecto, de sentirte satisfecha con lo que haces y decides. Este patriarca tiene voz y una presencia tan fuerte, que te impide disfrutar.
La próxima vez que te sorprendas a ti misma regañándote, en desacuerdo con lo que eres internamente, pregunta a esta voz ¿para qué estás aquí ahora? Al hacerla consciente, comienzas a darte cuenta de la falta de aprobación personal, de tu severidad y tu falta de gozo, podrás darte cuenta de que tienes logros, pero no puedes verlos.
Creo que a nadie nos hace falta una voz así. Necesitamos una voz más femenina que nos acerque más al calor de nuestros sentimientos.
¿Tú qué crees?
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