Publicado por ARACELI D. el 27 de Octubre de 2010 a las 12:30pm
Por favor ojalá que si llama la atención el título de la misma, dense el tiempo de ver todo el artículo, lo leí y parace ser que todos vivimos diferentes realidades, pero quiero agregar que este artículo se relaciona muy intímamente al que publico Edith Verdejo,recientemente en este sitio. Como te gustaría que fuera tu vida. Estos dos artículos nos hacen pensar y dejar la inercia de la vida por algunos momentos para pensar que es lo que queremos hacer en esta vida y sobre todo, que la decisión que tomemos con respecto a esto; es un grano en la gota de un mar completo que representa el mundo. Como se trasforme cada persona para bien es una pequeña aportación para una familia, esa familia para una comunidad y esa comunidad para un país y ese país para un mundo. Ojalá que la mayoría de las decisiones de realidades y como queremos ver la vida sea por un mundo mejor para nosotros y los que vienen detrás de nosotros. Soñadora si, sueño con un México mejor por que nos lo merecemos somos un país que ya lo merece y en nosotros esta poner ese granito de arena.Cómo duele la realidadEs domingo. María se despierta al lado del hombre que a veces siente amar. Se abrazan un rato, intercambian algunas palabras que ninguno entiende porque todavía están semidormidos. Ella tiene muchas ganas de hacer el amor con él. Va al baño, con su deseo en la mente. Cuando regresa, él está en la computadora, arreglando miles de pendientes por Internet y la luz del sol entra franca por la ventana, hecho que le anuncia a ella: no habrá mañanero querida...Jaime es futbolero desde niño. Hoy es un ingeniero industrial, casado y padre de dos hijos. Uno de ellos, Santiago, de nueve años, es idéntico físicamente a él. Jaime le ha inscrito en una escuela de futbol muy prestigiada. Cada sábado y domingo, Jaime se levanta primero que Santiago para acompañarlo a su entrenamiento. Santiago se resiste, quiere dormir, es su fin de semana de descanso, argumenta, pero su padre le dice que la vida es lucha y esfuerzo. Después de unos meses, Santiago, llorando, le confiesa a su padre que odia el soccer, que sólo juega para hacerlo feliz a él pero que lo que realmente le apasiona es la música. Jaime siente una puñalada en el corazón... (exageré lo sé) y se da cuenta en ese momento que aunque son padre e hijo, las diferencias en carácter y gustos son abismales.Lucía quiere casarse con Rodrigo. Han sido novios durante 5 años. Ya se cocinó este arroz, piensa ella. Comienza a hacer presión, preguntando a Rodrigo cada vez más insistentemente que cuándo van a empezar a ahorrar, a buscar depa, que a dónde sería linda una luna de miel. Rodrigo se pone de malas cada que Lucía toca el tema. La ama sin duda, pero no se siente listo para casarse. A ella le duele cada vez que él evade el tema, actitud que interpreta como desamor.Un par de amigos platican en un café un sábado a mediodía. Se ponen al tanto de sus vidas después de meses de no verse. Surge de pronto el tema del asesinato en el Bengala, a donde solían ir a echar tragos los viernes en la noche. De ahí, la plática deriva a los diputados, sus sueldotes, su ausentismo, su demagogia. Hablan de la situación de Monterrey, del Michoacanazo, de lo mal que les cae Calderón con esta actitud mesiánica que contrasta tanto con la realidad sufriente del país. Después de un rato, hablan de emigrar. ¿A Australia, Canadá, a dónde? Porque acá en México parece no haber solución. Se acuerdan de Alejandro Martí, de María Elena Morera, de Carmen Aristegui, de Lydia Cacho... de muchos otros que, incansablemente, denuncian y trabajan por el cambio. Qué hacer, cómo enfrentar lo que pasa...se despiden y la falta de respuestas se queda en el aire.La vida está llena de frustraciones. Llena de situaciones que no son como quisiéramos. La realidad a veces es tan cruelmente real que no hace ninguna concesión con nuestros deseos infantiles de que el mundo se vea como nosotros lo queremos.Y también cabría preguntar qué es la realidad. Mi respuesta es que es una interpretación de lo que ocurre en nuestra vida, a través de nuestra percepción. La realidad, está en la interpretación, no en los hechos concretos que vivimos.Por ejemplo, en las relaciones de pareja, la "realidad" nos dice que el cerebro masculino es mucho más desapegado, capaz de separar el sexo de los sentimientos, más práctico, más egoísta y pragmático. Y que el cerebro de la mujer tiende más a la cercanía, a la construcción del nido, a la entrega incondicional de lo que tiene a los que quiere.Estas descripciones vienen de las neurociencias y están teñidas obviamente, de cultura. De usos y costumbres que hacen que en cada tiempo y lugar sean más o menos ciertas.El hecho es que este discurso de que los hombres y las mujeres somos tan diferentes es sumamente popular y, tal vez, origen de muchos desencuentros amorosos. Parecería incluso trágico que siguiéramos neceando con emparejarnos, cuando ellos no nos entienden ni nosotras a ellos. Ellos se quejan de que las mujeres armamos drama por todo, que tenemos memoria fotográfica y que somos incapaces de olvidar una afrenta. Nosotras solemos quejarnos de su egoísmo, individualismo, practicidad extrema que a veces nos hace sentir poco queridas o importantes.Hasta aquí, nada que hacer. Podríamos decir que así es la realidad y que más nos valdría aceptarla. Por un lado, sí, parece que así es. Por el otro, la necesidad de conciliar, negociar, abrir el corazón y la mente a lo diferente o generar la capacidad de tolerar lo que no nos gusta, es indispensable, no sólo cuando de amor se trata, sino en cualquier encuentro humano, alimento del alma y del corazón. Ese "encontrarse" sólo para conversar, para estar, para mirarse a los ojos y para sentir que somos parte de algo más que nosotros mismos.Jaime y Santiago y muchos padres, madres e hijos del mundo serían más armónicos si aprendieran a conocerse y respetarse. Si los padres pudieran observar con más detenimiento la realidad de la personalidad de sus hijos, respetando sus gustos y sus tendencias naturales sin ejercer este autoritarismo a ultranza que busca "enderezar" lo que el padre siente que está chueco. Cuántos hijos se quejan de que los padres no los conocen. En el seno de la intimidad familiar, la realidad es que, aunque somos familia, "sangre de mi sangre", somos irrepetibles y con un destino único que a veces nada tiene que ver con las expectativas de los padres.Con Lucía y Rodrigo, no hay demasiadas opciones. O ella se relaja y disfruta de la relación como está o se cuestiona seriamente si en el fondo de verdad su felicidad es casarse. Si termina respondiendo que sí, podría decidir terminar la relación con Rodrigo. El otro camino sería chantajear a Rodrigo, presionarlo poco a poco, segundo a segundo, hasta que él, por agotamiento y por miedo a perderla, acceda a casarse sin la convicción necesaria para decidir algo tan importante. Yo diría: esto es lo que hay, lo tomas o lo dejas. No hay amor sin libertad. No hay amor sin autodeterminación. Se puede negociar, pactar y buscar soluciones de estas lindas y muy populares llamadas "ganar-ganar". Pero sufrir una relación, obligar a alguien a que sea como nosotros soñamos, es camino seguro al deterioro del amor.Finalmente, la situación de nuestro país. A todos nos angustia, nos indigna, nos aterra y nos paraliza. Y así es. Y no se ve para cuando termine. Parece incluso que apenas empieza. Un amigo periodista escribió recientemente que estaba cansado de entrevistar víctimas, que terminan sus relatos con la impotencia del que sabe que la justicia no existe. Tal vez así es esta abrumadora realidad. La violencia, la corrupción y la impunidad son sistémicas y atraviesan todas las estructuras de poder. Es la realidad. Y frente a ella tampoco hay muchas opciones: o seguimos luchando desde nuestra trinchera personal, denunciando, ayudando, siendo gente honesta y trabajadora; o nos entregamos al pesimismo radical cuya única salida es emigrar del país o vivir una vida amarga cada que salimos a la calle o vemos la noticia de un nuevo tiroteo o asesinato.Moraleja: cada quien elige su realidad. Cada quien interpreta lo que le pasa de la forma que mejor le acomode. Somos libres hasta en las condiciones más adversas. Puedo elegir luchar por una relación amorosa más sana y plena, aunque hombres y mujeres no terminemos de comprendernos ni de aceptarnos. Puedo elegir respetar las diferencias individuales y volverme más tolerante. Puedo elegir amar libremente y no presionar para que me quieran como yo quiero. Puedo elegir no claudicar y ser un ciudadano ejemplar en la microrealidad de la que sí soy responsable. Soy libre, a pesar de la realidad.VALE VILLA…
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VIENTOS, VALE VILLA! BUEN CIERRE DE TU ARTÍCULO. ES LO QUE ELEGIMOS, Y LA ACTITUD QUE LE PONEMOS A ESAS ELECCIONES O DECISIONES, LO QUE VALE PARA CADA UNO DE NOSOTROS, Y EL IMPACTO QUE CAUSA Y PROVOCA EN NUESTRAS VIDAS. CADA QUIEN TIENE SU PROPIA MICRO O MACRO FELICIDAD, EN SU MUY PARTICULAR FORMA DE CONCEBIRLA. ABRAZOS... *GENA.
Me quedo pensando y creo que muchas veces nos limitamos a lo que nosotros creemos que es lo correcto, a lo que nosotros queremos y no escuchamos a los demás. Excelente artículo, para meditar en nuestra forma de pensar. Me viene a la mente mi hija de 6 años que ha tomado clases de ballet 2 años y ya no quiere ir y yo la obligo a que lo haga, y de pronto pienso que a mi me hubiera encantado aprender ballet pero no tuve las posibilidades de hacerlo, pero eso no quiere decir que mi hija haga algo que no le gusta solo por complacerme. Saludos.
ecxelente artículo, felicidades y gracias por enseñarnos las diferentes realidades de la gente a nuestro alrededor, esto si está como para meditar..... un abrazo...
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