El problema con muchas parejas es que el apego se confunde con el amor; tema casi clásico de la literatura de autoayuda. Hay personas –y más entre las mujeres– que aman demasiado; pero en realidad no se puede amar demasiado; lo que ocurre en esas circunstancias es que se confunde el amor con el apego, con la dependencia, con las relaciones amorosas alteradas y conflictivas: déjame poseerte - poséeme, déjame depender - depende.
Aquí aparece el grave error; amor se convierte en dependencia y en una trampa para ambos, hombres y mujeres, lo cual se evita explorando y comprometiéndose con ideas, sentimientos , acciones y proyectos . Variar, cambiar, no aspirar a ser totalmente para el otro; jugar, viajar, desarrollar lo intelectual, lo artístico y lo creativo.
En consecuencia; hacerse cargo de las propias necesidades, aceptar el estar solo y no definirse como un ser lleno de necesidades que han de ser satisfechas por los otros.
Así funciona el apego ansioso con el apego evitativo. No se trata de juzgar, se trata de resolver nuestros traumas de la infancia que dieron origen a nuestra manera de vincularnos.
El apego ansioso aprendió que tenía que asegurarse de que no lo abandonaran, por eso persigue. Aprendió a resolver para los demás porque no se siente digno de ser amado.
El apego evitativo aprendió que no podía confiar en nadie y que tenía que resolver todo solo. Tiene miedo a la invasión y al control. Son sumamente independientes y eficaces en lo que hacen.
Lo importante es comprender que no fueron cuidados como necesitaban y es la forma como aprendieron a sobrevivir en la vida aunque no funcione, de ahí la importancia de acudir a una terapia informada en trauma.
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